Al preparar los alimentos es bueno reconocer el impacto que distintos métodos de cocción pueden tener sobre su contenido nutricional y su potencial para causar inflamación en el organismo.

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La dietista nutricionista Mar Sorlí, experta en salud digestiva y alteraciones inmunitarias, destaca en el portal La Voz de Galicia la importancia de entender cómo la preparación de los alimentos puede afectar no solo su valor nutricional, también la salud en general.

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La inflamación puede estar asociada a la forma de cocinar los alimentos. Foto: Freepik

¿Cómo cocinar los alimentos para evitar la inflamación?

Uno de los aspectos a considerar al momento de preparar la comida es que ciertos métodos de cocción pueden causar una pérdida significativa de nutrientes.

De acuerdo con lo que explica Sorlí, las vitaminas presentes en algunos alimentos son vulnerables al calor; por ejemplo, la exposición prolongada o el uso de temperaturas elevadas puede descomponer estas sustancias que contribuyen al bienestar del organismo.

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Aconseja optar por técnicas culinarias que preserven la integridad nutricional de los alimentos, como el vapor o la cocción a baja temperatura.

La forma de cocinar los alimentos es clave para evitar la inflamación. Foto: Freepik

Por otro lado, también señala que hay que tener en cuenta los riesgos asociados con algunos métodos de cocción que pueden generar compuestos tóxicos.

Técnicas como asar a la parrilla o cocinar a altas temperaturas pueden quemar los alimentos y crear sustancias perjudiciales para la salud que pueden incrementar los procesos inflamatorios.

Sorlí señala que cuando se cocina pollo a altas temperaturas y se dejan partes quemadas, estas zonas negras son potencialmente tóxicas y pueden contribuir a la inflamación crónica.

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Cómo sería una dieta antiinflamatoria

Para adoptar un enfoque antiinflamatorio en la alimentación, el primer paso consiste en eliminar o reducir drásticamente aquellos ingredientes que fomentan la inflamación, especialmente el azúcar.

Además, la reducción del consumo de alcohol y otros irritantes es igualmente importante, dado que su eliminación puede llevar a mejorar tanto la calidad de sueño, menos dolores, como a tener una mayor movilidad.

Un enfoque nutricional que favorezca la salud debe incluir una variedad extensa de antioxidantes.

Las verduras, en particular las crucíferas como el brócoli y la col rizada, junto con una amplia gama de frutas, ayudan a proporcionar nutrientes que ayudan a contrarrestar la inflamación.

El brócoli al vapor es clave en una dieta antinflamatoria. Foto: Pixabay.

Sorlí también sugiere potenciar el consumo de grasas saludables, presentes en alimentos como los frutos secos y el pescado azul, que apoyan la salud cardiovascular y digestiva.

Para aquellos que desean llevar su dieta un paso más allá, la adición de especias antiinflamatorias como la cúrcuma y el jengibre puede enriquecer tanto el sabor como el perfil nutricional de la comida.

Estas especias son reconocidas por sus propiedades medicinales y pueden contribuir a la reducción de la inflamación.

(I)

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