El tema de la moda en esta edición apunta a un calificativo que me disparó a varios horizontes: diseños emergentes. Estamos enfocados en los trabajos de Christopher John Rogers, quien confiesa pronunciamientos muy puntuales sobre la gestación de sus obras. “Crecí en internet. Y pude ver cosas a las que no habría tenido acceso si no hubiera tenido una computadora: todos esos tipos de música y de referencias estéticas”.

Lo que los fashionistas vieron en su trabajo se unificó en una palabra: “emergente”. Algo que avanza lo que ya se ha hecho y que se sale de los lineamientos que se entendían como correctos. Independiente de que nos guste o no, lo que este joven diseñador nos muestra es lo suyo, lo que él ha traído a su corazón y su mente y que sutilmente lo ha marcado. Eso hace posible la originalidad y finalmente el reconocimiento.

El hombre recalca sus intereses, que van desde Gauguin hasta el anime japonés, pasando por toda una parafernalia de eclecticismos. Y aquí llego a lo que yo veo como una dinámica esencial en la era que nos ha tocado vivir. Tenemos que ser emergentes y siempre recordar lo que García Márquez recalcó en unas palabras canónicas: “Los seres humanos no nacen para siempre el día en que sus madres los alumbran, sino que la vida los obliga otra vez y muchas veces a parirse a sí mismos”. Y esto no solo tiene que ver con internet. Es una disposición abierta y sensible hacia lo nuevo, a todo lo que se infiltra en nuestros espíritus.