Una nueva investigación dirigido por la bióloga Ana Catarina Vieira de Castro de la Universidad de Porto en Portugal, sugiere el entrenamiento aversivo como el castigo y el refuerzo negativo como los gritos, puede tener efectos negativos a largo plazo en el estado mental de tu mascota.

Los resultados fueron publicados en la revista científica PLOS One y se experimentó con 92 perros de varias escuelas de adiestramiento de Oporto: 42 de ellos procedían de tres escuelas basadas en métodos de recompensas como comida o juego, y otros 50 de cuatro escuelas que utilizan entrenamientos basados en aversión, como gritar o sacudir la correa del animal.

Cada perro se filmó durante los primeros 15 minutos de tres sesiones de entrenamiento, y se tomaron muestras de saliva para evaluar los niveles de estrés del entrenamiento.

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"Nuestros resultados muestran que los perros de compañía, cuando se entrenan usando métodos basados ​​en aversión, experimentaron un peor bienestar en comparación con los perros de compañía entrenados usando métodos basados ​​en recompensas, tanto a corto como a largo plazo", explican los expertos en su artículo.

Por ejemplo, los perros estudiados demuestran que aquellos que asisten a las escuelas utilizando métodos basados ​​en el castigo muestran comportamientos más relacionados con el estrés, elevaciones más altas en los niveles de cortisol después del entrenamiento y según detallan los especialistas, fueron más "pesimistas" en una tarea de sesgo cognitivo.

Esto no se reduce solo a las sesiones de entrenamiento, también ocurre en otros escenarios.

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"Los perros entrenados con proporciones más altas de métodos basados en aversión experimentaron un peor bienestar fuera del contexto de entrenamiento que los perros entrenados con métodos basados en recompensas", aseguran. Sin embargo, los animales que participaban en estos trabajos eran de policía o laboratorio. Por lo que, no se tomaba en cuenta a la inmensa mayoría de la población canina.

Los científicos también analizaron el comportamiento de los canes durante el entrenamiento para buscar gestos de estrés, como puede ser bostezar, lamer los labios, levantar las patas o aullar.

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A corto plazo, sus efectos fueron evidentes: aquellos perros con un adiestramiento aversivo mostraron comportamientos de estrés elevados, y su saliva también mostraba unos niveles de cortisol más altos al compararlos con las muestras tomadas en sus casas. Sin embargo, los animales en los que se empleó el refuerzo positivo estaban mucho más relajados al presentar menores comportamientos de estrés y niveles de cortisol dentro de la normalidad.

Para evaluar los efectos a largo plazo, los mismos perros volvieron a ser analizados un mes después de ese primer experimento. En esta ocasión, se les entrenó para que asociasen un cuenco en una habitación con un bocadillo de salchicha. Los investigadores movieron los cuencos por la habitación para ver cómo de rápido se acercaban los animales en busca de su preciado alimento.

En este caso, se interpretó que una mayor velocidad se asociaba a que el perro estaba aticipando un bocado apetitoso, mientras que una velocidad más lenta significaba que el perro era más pesimista sobre el contenido del recipiente.

Los investigadores comprobaron que los perros que habían recibido un adiestramiento más aversivo se acercaban más lentamente al cuenco, mientras que los del grupo de entrenamiento basado en recompensas aprendieron a ubicar el recipiente con comida de forma más rápida.

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A raíz de estos resultados, los científicos han interpretado que un entrenamiento basado en recompensas "puede ser más efectivo", y que a la larga es mucho mejor para la felicidad del perro.

Recuerda que la hiperactividad de tu mascota depende de varios factores. Los expertos explican que la hiperactividad puede tener un factor genético, es decir que puede provenir de la raza como el Jack Russel o el Dálmata. pero se conoce que existen otros factores como la edad o raza que puede afectar a los caninos y también existen otros factores del comportamiento que pueden influir como:

  • Estimulación insuficiente
  • Falta de socialización
  • Cambio en la rutina
  • Cambios en la dieta
  • Hiperquinesis. (I)