Los primeros meses de pandemia por COVID-19 le trajeron un difícil dilema a María Verónica Jairala: viajar a la ciudad de Pittsburgh (Estados Unidos) para acompañar a su hija menor, quien previamente la había llamado para avisarle que tenía una fiebre muy alta, o permanecer en Guayaquil para quedarse cerca de su mamá, de avanzada edad.

“Finalmente decidí que debía estar con mi hija porque ella estaba sola y volando en fiebre”. Pasaron dos meses hasta que pudo regresar al Ecuador en un vuelo humanitario (los aeropuertos permanecieron cerrados), para encontrarse con la triste novedad de que su mamá había decaído en su ánimo debido al confinamiento y a no poder compartir con su familia y nietos a causa de las restricciones sanitarias.

“Mi mamá se había comenzado a deteriorar”, además de que su ropa de casa lucía en malas condiciones. “Me desesperé y salí a buscar por todo Guayaquil batas nuevas, pero no encontré. Entonces fui a almacenes Stefanie y compré unas telas. También llamé a una costurera que ha sido cercana a nosotros. Y comencé a dibujar en papel doce modelos de batas para mi mamá”.

Publicidad

María Verónica Jairala considera que su mamá, María Yunes de Jairala (89 años), es la gran inspiración para el emprendimiento La Mita y la ayuda social que brindan al Hogar San José. Foto: Cortesía.

Diseños que iluminan

María Verónica, de 63 años de edad, actuó así porque consideró que su mamá iba a sentirse mejor con ropa nueva, además de que llamó a un peluquero para que le corte el pelo y la peine. “Mi mamá inmediatamente mejoró. Fue como si se le iluminara el rostro”.

Los familiares que la veían con sus batas nuevas comentaban lo bien que lucía. “Me preguntaban que en dónde las había comprado”. Tal experiencia con su mamá motivó a María Verónica a emprender un negocio de ropa de casa con sus propios diseños, aunque aclara que no se considera diseñadora, simplemente una persona con buen gusto para escoger telas y modelos. “Me gustan los encajes. Me gusta mucho la ropa tipo romántica”.

Publicidad

María Verónica Jairala solicitó a sus familiares y amigas que vistieran los modelos de la Mita para captar las fotos que exhiben en sus redes sociales (@lamitaec). Foto: Cortesía.

Así comenzó esta iniciativa. “Decidí hacerlo en honor a mi mamá, producir y comercializar estas batas para personas como mi mamá, quien es adulta mayor”. Esa línea de ropa buscaría satisfacer un vacío en el mercado. “No hay ropa linda de casa, ni siquiera en Estados Unidos. Lo único bonito que he visto ha sido en España”.

Publicidad

Con el apoyo de Vivian

Este nuevo emprendimiento requirió el apoyo de una buena amiga, Vivian Centeno, a quien María Verónica invitó como socia, ya que sus actividades como asesora financiera y estratégica de empresas no le permitían dedicarse a tiempo completo a la naciente marca de ropa, que fue bautizada como La Mita. “Así llaman mis nietos a mi mamá”, dice María Verónica, quien también brinda trabajo a cuatro costureras que cosen sus diseños.

La Mita nació para complacer a las señoras de la tercera edad, pero pronto amplió el mercado para complacer a las mujeres de todas las edades. Foto: Cortesía.

Vivian comenta: “Dedicamos especial atención en prendas para las heroínas de nuestra infancia, nuestras madres y abuelas, para ellas contamos con coquetos diseños que realzan sus encantos; sin embargo, contamos con diseños para todas las edades”.

“La elegancia de nuestros modelos, fabricados en el Ecuador, está en los detalles, por lo que escogemos los más finos tejidos: algodones llanos, bordados, encajes, guipures… importados por nuestros minuciosamente seleccionados proveedores”, agrega sobre esta oferta totalmente descomplicada con las tallas. “Facilitamos nuestra tabla de medidas para que la clienta encuentre su talla perfecta y seleccione el largo”.

Publicidad

Vivian, quien también observó cómo su propia mamá se sintió más animada al ponerse las batas de La Mita (“se le quitaron unos diez años de encima”), agrega que también se preocupan de cómo las compradoras reciben la prenda, para lo cual realizan entregas a domicilio. “Entregamos nuestros vestidos cuidadosamente empacados para disfrutar de la compra o dar el regalo ideal”. Así más personas podrán tener esa sensación. “Para una persona mayor es una ilusión ponerse un vestido bonito y cómodo en casa”.

Los diseños emplean telas frescas y cómodas, especialmente el algodón. Foto: Cortesía.

Mercado se amplió

La idea original era dedicarse a las señoras de la tercera edad, pero la elegancia y comodidad de los diseños comenzaron a generar la demanda de mujeres de todas las edades, especialmente familiares y amigas que le comentaban estar cansadas de vivir estos meses de pandemia vistiendo mayormente calentadores y camisetas.

La ropa de La Mita responde a un nuevo estilo de vida, por el cual estamos recluidos mayormente en casa, pero que en cualquier momento nos obliga a salir en zapatillas al supermercado o a la farmacia. ¡O quizás debamos atender una reunión de trabajo por Zoom! “Estas prendas nos dan versatilidad porque no son costosas (entre $ 35 y $ 50), pero son de calidad, lucen de buen gusto y están muy bien hechas”.

La Mita tiene como propósito que las mujeres de todas las edades puedan vestir batas y vestidos cómodos y especialmente agradables en casa. Foto: Cortesía.

Vivian agrega que la pandemia creó esta necesidad de ropa. “No íbamos a estar todo el día en pijama o mal vestidas. María Verónica aprovechó el nicho que se abrió”.

Sin embargo, faltaba un elemento más. “Quería generar una ayuda social para beneficiar a otras personas en nombre de mi mamá. Allí nació la idea de donar el 50 % de las utilidades hasta diciembre al Hogar San José, porque La Mita nos ha generado una conciencia social muy grande hacia las personas mayores, quienes son un segmento de personas que han dado su vida entera por sus hijos, por sus nietos, por sus familias, pero que en ocasiones son olvidados”.

El 50% de las ganancias obtenidas hasta diciembre serán donados al Hogar San José. Foto: Cortesía.

Por todo lo dicho, María Verónica considera que la marca de ropa La Mita aborda tres aristas con enorme carga emocional.

Primero: el cuidado de nuestros adultos mayores resulta esencial en las familias y para la sociedad en su conjunto.

Segundo: nunca somos demasiado mayores para emprender un negocio o para iniciar un gran proyecto.

Tercero: debemos ser flexibles y adaptarnos a los cambios, en lugar de lamentarnos.

Podemos agregar una cuarta arista: incluso en casa las mujeres siempre pueden lucir fabulosas.

Contacto pedidos: Facebook e Instagram: @lamitaec; correo: lamitaec@gmail.com, celular: 098-102-2000. Los vestidos y las batas cuestan entre $35 y $50. Entregas a domicilio.