La vacuna contra el COVID-19 desarrollada por Pfizer y BioNTech llegó a mover el tablero de la carrera que llevan adelante decenas de laboratorios.

Antes del anuncio la que se pensaba estaba más cerca era la de AstraZeneca y la Universidad de Oxford, además de que Rusia y China ya han dicho que tienen vacunas que sí funcionan, anuncios que la comunidad científica toma aún con pinzas.

La vacuna de Pfizer está entre cuatro candidatas que ya están siendo sometidas a enormes estudios en Estados Unidos, y tiene altas probabilidades de ser aprobada para su uso general antes de que termine este año, pues ya inició con el trámite. Otra compañía estadounidense, Moderna Inc., también tiene esperanzas de presentar una solicitud ante la FDA este mes.

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¿Cómo funciona la vacuna de Pfizer y BioNTech?

Las vacunas de Pfizer y AstraZeneca están hechas con una tecnología totalmente nueva. Estas “vacunas mARN” no están elaboradas con el coronavirus en sí, lo que anula la posibilidad de que alguien pudiera infectarse al ser vacunado. En lugar de ello, la vacuna contiene un trozo de código genético que entrena al sistema inmunológico para reconocer una proteína en la superficie de los viriones.

En ambos casos de mARN el objetivo es el mismo: entrenar el sistema inmunológico para que reconozca el coronavirus y así elevar sus defensas de forma preventiva, con el fin de neutralizar el virus real de producirse el contagio.

Usan una técnica por la cual se inyectan en el cuerpo hebras de instrucciones genéticas bautizadas ARN mensajero, esto es, la molécula que les dice a nuestras células qué hacer. Cada célula es una minifábrica de proteínas, según las instrucciones genéticas contenidas en su núcleo.

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Una vez en el cuerpo el ARN toma el control de esta maquinaria para fabricar un antígeno específico del coronavirus: la 'espícula' del coronavirus, su punta tan reconocible que está en su superficie y le permite adherirse a células humanas para penetrarlas. Este pico, inofensivo en sí mismo, será detectado por el sistema inmunológico que producirá anticuerpos, y estos anticuerpos permanecerán en guardia durante, con suerte, mucho tiempo, según indicó la empresa.

Una vez inyectado el material genético, "las células que se encuentran en el lugar de la inyección empezarán a producir, de forma transitoria, una de las proteínas del virus", explicó Christophe D'Enfert, director científico del Institut Pasteur, según el diario mexicano Excelsior.

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El doctor Anthony Fauci, el principal experto en enfermedades infecciosas del Gobierno estadounidense, dijo que los resultados que dejan entrever una efectividad del 90 % son “simplemente extraordinarios” y que “no mucha gente esperaba que sería tan elevada”.

Datos para tomar en cuenta sobre la vacuna

Una de las particularidades que se sabe de la vacuna es que debe estar dentro de una cadena de frío de -70º, lo que representaría un reto en la logística de varios países y la necesidad de un plan concreto para aplicarla.

Entre lo positivo está que no se necesita cultivar ningún patógeno porque con el ARN mensajero es el organismo el que hace el trabajo.

Es de tener en cuenta que no es posible que el ARN se integre en un genoma humano, formado por ADN. "El ARN, para poder integrarse en el genoma, tiene que ser lo que se llama transcrito inverso [en el ADN] -se dice retrotranscrito- y eso no ocurre espontáneamente en las células", según precisó Christophe D'Enfert.

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Estas “vacunas mARN” no están elaboradas con el coronavirus en sí, lo que anula la posibilidad de que alguien pudiera infectarse al ser vacunado. En lugar de ello, la vacuna contiene un trozo de código genético que entrena al sistema inmunológico para reconocer una proteína en la superficie de los viriones.

En cuanto a la proteína del coronavirus, "no se va a producir todo el tiempo, se detendrá" porque, como con cualquier vacuna, el sistema inmunológico destruirá las células que producen la proteína viral.

Hasta la fecha no se ha aprobado ninguna vacuna de ADN o ARN para humanos, aunque existen vacunas de ADN para uso veterinario en caballos, perros o salmones, entre otros.

Pfizer calcula que podría tener 50 millones de dosis disponibles a nivel mundial para fines de 2020, suficientes para 25 millones de personas.

Public Citizen, un grupo de defensa de los consumidores, consideró que la difusión de los datos preliminares e incompletos es "ciencia mala", y dijo que cualquier entusiasmo por los resultados "debe ser atemperado" hasta que los revisen la FDA y sus expertos independientes.

"Información crucial ausente del anuncio de las compañías es si tienen evidencia de que la vacuna previene casos graves de COVID-19 o reduce hospitalizaciones y fallecimientos debido a la enfermedad", señaló el organismo.

El doctor Jesse Goodman, de la Universidad Georgetown, exdirector de la división de vacunas de la FDA, consideró que los resultados parciales son "extremadamente prometedores”, pero señaló que aún hay muchas interrogantes por responder, como cuánto duran los efectos de la vacuna y si protege a los ancianos tan bien como a los jóvenes.

Si se aprueba la tecnología, podría allanar el camino para muchas más vacunas como contra la mononucleosis o el zika, entre diversas enfermedades. (I)