La profesión de Santiago Trujillo Pereira, de 43 años, es ingeniero electrónico, especialista en mercadeo, con catorce años de experiencia laboral. Eso dice su hoja de vida profesional, pero su esencia personal radica, según explica, en su principal motivación de cada día: “Explorar y aprender disfrutando la vida, por lo que mi mayor pasión es viajar”.

Emprendió su mayor recorrido global a inicios del 2016, cuando renunció a su trabajo en una empresa de telecomunicaciones. “Dejé mi vida tradicional para emprender una aventura alrededor del mundo, donde cada día era diferente, que me llenó de montones de experiencias y mucha gratitud”.

¿Cómo te pagaste el viaje?

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Lo financié con mis ahorros del trabajo y viajé simplemente estableciendo conexiones con las personas; soy miembro de una comunidad de viajeros donde alojaba personas en mi hogar y cuando viajé también me quedé en muchas casas de los residentes. Además realicé voluntariados y me adapté a los diferentes entornos que visitaba, viviendo las experiencias como los habitantes del lugar.

Los paisajes de Sri Lanka también recibieron a Santiago. Foto: Cortesía.

¿Tenías planeado que se extendiera tanto?

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No, inicialmente me fui con un boleto en una dirección hacia Nueva Zelanda y pensaba que el viaje duraría al menos los quince meses que tenía de cobertura con el seguro de viajes y si me cansaba aplicando a las visas. Me terminó gustando tanto que me adapté a la dinámica viajera y por eso fui extendiendo el tiempo hasta que terminaron siendo casi cuatro años.

¿Siempre estuviste solo?

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Cuando viajas en solitario conoces a muchas personas, lo importante es ser amigable y puedes interactuar con mucha gente. En algunas ocasiones viajé en grupo porque rentamos un carro, una casa, otras veces en moto, en muchísimos vehículos, con personas con quienes tenía buena conexión. Pero al estar solo aprendes a conocerte mucho mejor.

¿Cómo te manejaste con los idiomas?

Siempre me han gustado los idiomas y los acentos, aprendí inglés en los últimos años del colegio y también tomé clases de francés y portugués por curiosidad. Al viajar se facilita mucho todo si hablas inglés para interactuar con la gente y conocer de sus vidas, pero la clave son la espontaneidad y la observación, aprendes a comunicarte con el cuerpo, pues la mayor parte de la comunicación es no verbal, así que nunca dejes que el no saber un idioma sea un impedimento para viajar.

Santiago Trujillo vivió una anécdota riesgosa en el desierto de Gobi, Mongolia. Foto: Cortesía.

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¿A qué te dedicas actualmente y cuáles son tus planes?

Actualmente me encuentro radicado en Medellín, la ciudad de la eterna primavera en Colombia, disfrutando al máximo cada día. Promuevo destinos turísticos y motivo a las personas a través de mis fotografías, experiencias y el libro que escribí llamado #Me lo contó un viajero, donde narro muchos detalles de mi vida en torno a los viajes y muchas de las anécdotas que normalmente no se cuentan y lo que aprendí viajando, por lo que termina siendo una guía para poder hacer algo similar.

Su libro se encuentra a la venta en Amazon a $ 14,90 en pasta blanda y $ 9,99 en formato digital (Kindle). Link para ingresar.

Mis planes de viajes a corto plazo están enfocados en explorar muchas zonas de Colombia que antes no se podían visitar, asesorar a personas que quieren enfrentar sus miedos y ofrecer viajes para que otras personas se unan a mi aventura y conozcan mejor nuestro hermoso planeta.

¿Qué enseñanzas te ha dado esta experiencia?

Comprobé que en el fondo todos somos muy parecidos y tenemos deseos y sueños muy similares, que viajar es la mejor manera de aprender y que enfrentar los miedos para seguir los sueños que tienes en lo profundo de tu ser termina siendo muy gratificante.

Santiago en la norteña Islandia. Foto: Cortesía.

¿Qué anécdotas puedes compartirnos?

Una situación muy desafiante que tuve fue en Mongolia; quería ir al desierto de Gobi y abordé un carro conducido por unos buscadores de metales preciosos. En el camino, en medio de la nada, pararon y me pidieron dinero extra o me dejarían en la vía, logré negociar con ellos y llegar a mi destino sano y salvo.

Otra anécdota ocurrió en mis últimos días en Indonesia, luego de bucear en lugares maravillosos, regresé a la capital y comencé a sentirme indispuesto. Al día siguiente volé a Singapur y me seguía sintiendo muy débil, entonces fui a la clínica para revisarme, me hicieron unos exámenes y detectaron que tenía dengue, terminé pasando de estar tres días en este lindo y pequeño país a estar unas tres semanas recuperándome.

Isla de Flores, en Indonesia, país donde Santiago Trujillo se enfermó de dengue. Foto: Cortesía.

Pero fueron tantas anécdotas, vivencias y experiencias que lo hicieron inolvidable, muy gratificante y algo de lo que no me arrepiento, pues aprendía algo nuevo cada día y cumplí muchos sueños, como ver las increíbles auroras boreales, experimentar estar muy cerca de los majestuosos animales salvajes en los safaris de África e India, y tantas otras experiencias que llenaron mi vida de alegría y mucha gratitud, por lo que me motivé a aventurarme en el retador viaje de escribir un libro para compartir mis experiencias, aprendizajes y anécdotas que en lo posible te motiven para que sueñes, sigas cumpliendo tus metas y si no lo has hecho, te animes a enfrentar tus miedos y poco a poco alcanzar eso que sabes que quieres en lo más profundo de tu corazón.

Contacto: Instagram, Facebook y YouTube: @santiviajasimplemente; https://linktr.ee/santiagotrujillo.