Una investigación genética por la Universidad Johannes Gutenberg de Mainz (JGU) realizada tras el descubrimiento de restos de guerrreros de Tollense hace unos 30 años dio luces de por qué los seres humanos volvieron a tolerar la lactosa.

Si bien, hoy es difícil sorprenderse ante esa situación hace unos 3000 años los adultos habían perdido la capacidad de digerir esta azúcar que se encontraba en la leche. Los bebés sí tenían la encima y podían tomarla, relata ABC.

Los investigadores analizaron genéticamente los huesos de los guerreros a orillas de un río y encontraron que uno de cada ocho individuo tenía "una variante genética que le permitía descomponer la lactosa en la leche", se reseña.

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Cuando se desarrolló la batalla todavía no estaba introducida la agricultura en Europa. En el análisis también se encontró que algunas variantes genéticas son similares a las de los habitantes del norte de Alemania.

"Concluimos que durante los últimos 3.000 años, las personas con persistencia de la lactasa tuvieron más hijos o, alternativamente, esos niños tuvieron mejores posibilidades de supervivencia que aquellos sin este rasgo", señaló Daniel Wegmann de la Universidad de Friburgo en el medio español.

Esta tolerancia a través de la genética se expandió en miles de años y esto permitió en esa época que aquellos que tenían persistencia de la lactasa podían vivir más ante la escasez de alimentos que aquellos que no. (I)