Está en mi alma y en la de todas las personas del mundo.

Todos fuimos amados desde el origen con las imperfecciones de nuestros padres o mayores, con sus egoísmos, sus resentimientos, sus fallas de carácter, sus celos y mucho más. Nosotros, desde el origen, indefensos, solo podíamos vivir del amor y crecer gracias a él. En el camino, todas nuestras necesidades no pudieron ser satisfechas; por lo imperfecto de la naturaleza de nuestros padres y por los específicos defectos de cada uno, quienes aún amándonos, lo hicieron con sus carencias y vacíos.

Nadie escapó a ello.

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Fuimos recibiendo de forma casi inevitable esas “heridas de amor” que nos volvieron a unos envidiosos, celosos, deseosos de llamar la atención, miedosos, agresivos y a otros con necesidad de ser halagados, de sentirse salvadores, de complacer sin límites, de depender de los demás. Gran parte de estas actitudes y vacíos fueron producto de esas necesidades no satisfechas, de nuestras relaciones de amor.

Cuando vemos en nuestros hijos calcados muchos de nuestros defectos, se hace más fácil retroceder en el tiempo y ver que repetimos aquello en lo que fuimos heridos por nuestros propios padres y que a veces nos empeñamos en no reiterar, pero que nos ebulle por dentro y sale en forma de menosprecio, ridiculización, burla, pasividad, indolencia, búsqueda de placer, de poder, arrogancia, intransigencia…

Las heridas de amor no se gestan en un solo evento sino que son aquellos gestos, palabras y actitudes que se repitieron de forma reiterada a lo largo de la vida.

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¿Cómo se cura mi herida de amor?

Identificándola, reconociéndola y asumiéndola. De lo contrario, llevándola de forma inconsciente, corre el riesgo de agrandarse y de infectarse. Si puedes saber la causa de tu herida -aunque no es indispensable- te puedes liberar de falsas culpas que podrían estar atormentándote. Las heridas de amor solo las cura el amor. El amor de esposos, de padres, de hijos, el amor de Dios. El amor que sigamos volcando a los que amamos, ya conscientes de nuestras debilidades, cicatrizará las heridas hasta ir cerrándolas.

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Ten la valentía de descubrirte, amarte mejor mientras te sanas y así amar mejor a los que están a tu lado. (O)