En la ciudad, en el parque, en medio del gentío: En muchas situaciones los perros deben ir de la correa. Pero para que el animal se porte bien y camine tranquilo ya desde pequeño, es importante que su dueño tenga en cuenta algunos consejos, reseña la revista alemana Ein Herz für Tiere (Un corazón para los animales).

Mirar en la dirección en la que se camina: Los perros responden a los ojos y al lenguaje corporal de las personas. Si uno siempre vuelve la cabeza hacia el animal al caminar, lo estará frenando. En cambio, si la cabeza y el cuerpo indican siempre la misma dirección, el perro lo registra y seguirá el mismo rumbo.

Recompensar correctamente: Si el perro camina concentrado de la correa, no hay nada que objetar a que reciba alguna golosina de vez en cuando. Pero los dueños no deberían mantener una golosina delante de su nariz para obligarlo a caminar con él. Porque entonces el animal no se concentrará en la persona, sino en la tentación.

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No tirar de la correa: Si el animal de repente huele algo y se detiene, no hay que tirar de la correa, porque entonces la vinculará con algo negativo. Lo mejor es detenerse también, hablar con el animal y volver a atraerlo en la dirección deseada.