Usualmente recibo comentarios relacionados con los problemas de comunicación que enfrentan día a día las parejas, y las consecuencias en sus estados de ánimo, productividad, emociones, sentimientos y hasta en sus familias.
Una buena comunicación es fundamental en la vida de pareja, constituye el ámbito más íntimo de la afectividad. La forma en cómo nos comunicamos puede generar mucha claridad y paz a las relaciones o llevarnos al caos. Las mujeres tenemos la tendencia de usar un estilo de comunicación al que podríamos llamar ‘pensar en alto’. Podemos pasar de una idea a otra, algo que a los varones puede ocasionarles confusión.
Los varones suelen ser más concretos y concisos. Cuando dicen algo, es porque ya está pensado, pero en silencio, y creen que esa es la única solución a lo que esté ocurriendo.

Una buena comunicación es fundamental en la vida de pareja, constituye el ámbito más íntimo de la afectividad. La forma en cómo nos comunicamos puede generar mucha claridad y paz a las relaciones o llevarnos al caos".

Desde un punto de vista sistémico, nos ayudaría a las mujeres ser más concretas cuando nos comunicamos, y a los varones generar más alternativas de solución cuando se presenta un desacuerdo. Las dos formas de pensamiento y de comunicación, hombre y mujer, cuando se conjugan bien, pueden ser de gran utilidad para la pareja, lo laboral y la familia.
-Comunicar bien quiere decir saber plantear lo que uno quiere o necesita, pero también saber escuchar lo que quiere o necesita el otro.
-La comprensión, asertividad y la negociación son fundamentales para llegar a acuerdos, en vez de imposiciones o concesiones forzadas.
-En una situación de diferencia de opiniones, lo primero es identificar qué es lo que se quiere decir sin ofuscarse.
-Se es más eficaz exponiendo objetivamente lo que ocurre e inclusive empatizando con la otra persona.
-El objetivo de la comunicación es resolver y no ofender. Retomar el recuerdo de viejos errores o involucrar a la familia en el conflicto no aporta nada.
-Hablar desde el yo: lo que me parece, lo que yo creo, lo que yo quiero. Evitar hablar desde el tú, ya que suele provocar que la otra persona se ponga a la defensiva o se sienta señalada.
-Controlar los pensamientos irracionales tipo “las parejas que se quieren no se enojan” o “esto solo me sucede a mí”. Eso es irreal, hay que saber expresar lo que nos molesta y entender que no siempre podemos estar de acuerdo.
-Reprimir lo que se piensa o siente en una relación de pareja es contraproducente; sin embargo, hay que saber encontrar el momento para un diálogo abierto y respetuoso. (O)