Hace dos semanas, la prensa global dio un triste anuncio para el mundo relacionado con la protección de la fauna silvestre: el cuerpo del fotógrafo Peter Beard (1938-2020), quien ya sufría demencia senil, fue hallado en el bosque del Parque Estatal Camp Hero, cercano a su residencia en la localidad de Montauk, en la región neoyorquina de Long Island. Llevaba desaparecido desde el 31 de marzo.
Terminó así la existencia de un hombre que vivió de manera intensa, peligrosa y salvaje. Neoyorquino de Manhattan (su familia hizo fortuna en negocios del ferrocarril y el tabaco), millonario, guapo, rubio, aventurero, apasionado y playboy. Se definía como la oveja negra de una familia de Wall Street y la persona más irresponsable que había conocido. Pero quien mejor lo definió fue el periodista Bob Colacello: “Mitad Tarzán, mitad Lord Byron”.