Iris van Herpen es de esas diseñadoras-artistas que puede recrear cualquier textura o patrón de la naturaleza en la pasarela: membranas vegetales, plumas, fósiles, aletas, burbujas, ondas sonoras… la lista es larga e impresionante.

La última recreación de la holandesa, aplaudida en París en enero de este año, exploró las formas ramificadas de las dendritas (receptores de los impulsos nerviosos de las neuronas) y los hydrozoas, un tipo de medusa de aguas profundas.

La primera modelo en salir a la pasarela llevaba un vestido con un intrincado corsé de cuero negro cortado con láser. Pero lo que llamó la atención fue cuando comenzó a agitar suavemente los brazos para que las mangas plisadas se convirtieran en extensiones ondulantes de una estructura radicular. Más adelante, las ondas de sonido pintadas e impresas en esferas de organza se formaron en capas como una forma dimensional escalonada que oscilaba como bajo el agua.

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Los diseños adicionales, cada uno certificando las destrezas técnicas y artísticas de van Herpen, revolotearon y fluyeron al ritmo de las modelos que por su cuenta se movían alrededor del escenario central como animales marinos.

Van Herpen, quien fue bailarina antes de ser diseñadora, explicó entre bastidores que estos movimientos y gestos representan un largo viaje hacia la animación de sus diseños. “A veces una tela me parece muerta”, dijo la creativa con más de 10 años de trayectoria. “Trato de aportar realmente transformación y vida a mi trabajo y es difícil, porque la ropa y las telas no están hechas para vivir, pero ese es quizás mi último sueño”.

Alta costura experimental

Para van Herpen la alta costura es “el arte de la moda”, ya que sus prendas a menudo tienen una apariencia más grandiosa que sus contrapartes ‘listas para usar’, una línea que también maneja su firma. En una entrevista después de su presentación, la diseñadora defiende que la alta costura ha sido su gran plataforma para desarrollar nuevos materiales y técnicas para la industria de la confección.

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“La alta costura tiene una tradición realmente hermosa de siglos de artesanía”, dijo. “Creo que la innovación ha sido menos evidente en las últimas décadas, tal vez porque la industria era pequeña, pero en realidad está creciendo de nuevo”.

Iris van Herpen presentó su primera colección en el 2007. Aquí aparece en su último show en París, en enero del 2020.

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Su enfoque experimental, cada vez más conocido, crea prendas delicadas y escultóricas por medio de materiales inusuales como silicona, encaje de metal, telas líquidas, vidrio y espejos, aplicando técnicas como corte por láser, impresión digital e impresión 3D.

Ella utiliza materiales que no se encuentran comúnmente en un taller de alta costura para romper con las reglas tradicionales de fabricación de prendas.

“Al crear realmente los materiales, cambias la forma en que se aplican las reglas para hacer la prenda”, dijo. “Es realmente un equilibrio entre tener la técnica correcta y el material correcto juntos y cuando encuentras esa combinación perfecta, se convierte en libertad”.

Naturaleza protagonista

Notablemente influenciada por la naturaleza, sus colecciones tienen un enfoque biomimético, como su colección otoño 2018, donde emuló el movimiento de las alas de pájaros en vuelo; o justamente la que acaba de presentar, que recrea sistemas nerviosos centrales de organismos marinos de las profundidades.

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“La naturaleza es realmente una gran parte de mi trabajo. Me gusta crear mis propias versiones para tratar de traducir la lógica detrás de un sistema que funciona perfectamente”, explicó.

Cuando sus diseños aparecen en el mundo real, a menudo se ven de otro planeta. Implican una suma de colisiones entre humanos y naturaleza, que es lo que la convierte en una modista relevante para la próxima década.

Fuentes: Dezeen y Vogue