Pregunta: Tengo 30 años y llevo casi un año y medio de casada. Mi esposo es amoroso, dulce, comprensivo, paciente, generoso y muy respetuoso de mi espacio y tiempo personal. Somos muy compatibles, el tipo de pareja donde uno siempre termina la frase del otro. Tuvimos un noviazgo de tres años y nunca tuve dudas para casarme con él. Mi familia lo adora y yo lo amo. El problema real es que en los últimos meses he sentido la urgencia de buscar un amorío. No estoy buscando sexo casual y tampoco me falta sexo en casa. Pero sí ansío sentirme seducida como antes, sentir la energía erótica de otra persona como ocurre con apenas una mirada o un roce de manos de alguien que recién te gusta. A veces envidio a mis amigas solteras que aún pueden experimentar eso, porque para mí esa puerta se cerró para siempre. Pongo todo mi esfuerzo en no cometer una estupidez, porque lamentablemente personas no me faltan para hacerlo si se los propusiera. Pero más me importa mi amor a mi esposo, no vine a este mundo a hacernos sufrir por mi confusión. ¿Es una etapa? ¿Necesito terapia? ¿Qué hace falta en mi vida?