He visitado a unas jovencitas que conociera en marzo de 2018, cuando tenían apenas meses de nacidas. Hoy florecen, verdes y hermosas en playa Tortuga Negra.

Me refiero a Galvezia leucantha, especie que se consideraba extinta, pero redescubierta en 2010. Ya escribí sobre ellas, cuando a bordo del barco en que trabajo transportábamos las primeras cinco plantitas germinadas en la Estación Científica Charles Darwin. Ahora son dieciocho, las cuatro “madres” originales más catorce repatriadas. Lastimosamente, una de las primigenias pereció hace poco, por si los que me leyeran en el 2018 recuerdan que hablaba de cinco matas iniciales.

Un lunes de octubre ayudamos con un aventón en Zodiac a María Guerrero y Paúl Mayorga, desde la isla Fernandina hasta Isabela. Iban cargados de cajas, agua, comida, para pasar la noche, bajo una hermosa luna llena, trabajando. Yo decidí escapar de mi rutina de barco y recogerlos el martes. María lucía radiante, “estoy muy contenta, porque hemos recolectado tres mil semillas. Seguramente podremos germinar hasta trescientas plantitas”.

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Estoy muy contenta, porque hemos recolectado tres mil semillas. Seguramente podremos germinar hasta trescientas plantitas”.

Paúl me va presentando uno por uno los arbustos de hace casi dos años, que crecen verde claro, protegidos por una malla especial en caso de que las ratas o gatos introducidos quieran hacerles daño.

Los chivos contribuyeron a su desaparición, los más de cien mil que habitaron Isabela. Estas pequeñas plantas son lo único comestible tras playa negra. En la zona litoral, los manglares más altos de Galápagos sirven de pared contra el viento, y hacia volcán Darwin se extiende un flujo impenetrable de lava en donde ya no crece flora alguna.

Es como visitar familia. Camino con ellos revisando plantita por plantita, con sus florecitas diminutas y en cada una, cientos de semillas. “Parece que esta es la mejor época para las Galvezias. Vinimos en febrero y estaban  tristes”, indica María.

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También han recolectado insectos para estudiar los posibles polinizadores, a más de la ya conocida abeja carpintera. Una vez que las plántulas se siembran en esta tierra aparentemente infértil, que es más bien roca que tierra, las Galvezias crecen con la ayuda de la caja Groasis, una tecnología de ahorro de agua. 

El siguiente misterio por descubrir es por qué la Galvezia no logra germinar naturalmente. 

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El Proyecto Galápagos Verde 2050 ha intentado de todo. Primero ensayaron con reproducción asexual, sembrando estacas. Sin embargo, esta técnica funciona únicamente con plantas muy jóvenes, y las Galvezias madres tienen por lo menos nueve años de edad. Únicamente el 1 % de las semillas que se colectan son viables y además no crecen directamente sobre el suelo. En la Estación Darwin han logrado germinarlas luego de cinco días en algodón humedecido. Después se trasladan a sus macetas respectivas y en siete meses, que ya producen flor, se las trae de vuelta a su isla.

En la Estación Darwin han logrado germinarlas luego de cinco días en algodón humedecido. Después se trasladan a sus macetas respectivas y en siete meses, que ya producen flor, se las trae de vuelta a su isla".

Galápagos Verde 2050 es un proyecto multinstitucional que involucra a la Estación Charles Darwin y a la Dirección del Parque Nacional Galápagos y que se enfoca en dos componentes: la restauración ecológica de ecosistemas degradados, y en prácticas sustentables de agricultura. Galápagos Verde ha sembrado aproximadamente 11 000 plantas en siete islas, ha restaurado en un 35 % la población de Scalesia affinis, endémica a Santa Cruz, está repoblando la isla Española con su cactus opuntia original, entre otras cosas.

Sin embargo, a este proyecto en playa Tortuga Negra lo siento muy cercano, porque conocí a las primeras Galvezias, indefensas, transportándose en el barco donde laboro, y hoy me emociona descubrirlas, saludables, produciendo flores y semillas en el flujo de lava de su isla original. (O)

nalutagle@yahoo.com

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