La ciudad de Guayaquil debe su aspecto arquitectónico a ciertos profesionales que la tallaron por más de un siglo, desde que la urbe porteña se convirtió en un lienzo en blanco debido a la desaparición de buena parte de su infraestructura por el Incendio Grande del 5 y 6 de octubre de 1896. Se quemó una tercera parte de la ciudad y se quedaron sin casa 33.000 personas. Es decir, uno de cada tres habitantes.