Texto: Gustavo Costa von Buchwald, para La Revista

Este cronista y navegante del Renacimiento nació en el seno de una familia patricia en Vicenza. Antonio Pigafetta (1491-1534) quería viajar para ver lo que describió como “las muy grandes y terribles cosas del océano”, inspirado seguramente por las anteriores expediciones de Cristóbal Colón y Américo Vespucio. 

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Consiguió trabajo como secretario del embajador del papa en la corte del rey Carlos I, en Valladolid, España. Allí se enteró de que el monarca, con el respaldo financiero de la familia Frugger de Alemania, preparaba una expedición alrededor del mundo.

Antonio fue uno de los 18 hombres que lograron regresar a España en 1522, de los aproximadamente 240 que se embarcaron tres años antes".

Al principio, Antonio se convirtió en un admirador y confidente del explorador portugués Fernando de Magallanes. Lo sirvió como asistente personal para en última instancia convertirse en publicista de la travesía.

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Antonio fue uno de los 18 hombres que lograron regresar a España en 1522, de los aproximadamente 240 que se embarcaron tres años antes. Ellos zarparon con cinco naves: Concepción, Santiago, Trinidad, San Antonio y La Victoria. 

 

Tres años de dura travesía

La expedición partió de Sevilla, España, el 10 de agosto de 1519. La idea era buscar una nueva ruta hacia las denominadas Islas de las Especias, hoy conocidas como islas Molucas (Indonesia), y circunnavegar el planeta Tierra.  

Fernando de Magallanes navegó hacia el oeste de Europa, redondeando América del Sur, cruzó hacia el Pacífico para luego atravesar el océano Índico y regresó a Europa a través del cabo de Buena Esperanza, en el sur del continente africano.

La expedición fue terriblemente difícil, tres de los cinco capitanes se amotinaron el 1 de abril de 1520, mientras la flota invernaba en la costa de la Patagonia (hoy extremo sur de Chile y Argentina). Dos capitanes murieron y uno fue puesto en tierra. Un barco se perdió en las rocas costeras; otro, bajo el liderazgo rebelde, dio media vuelta para regresar a España. 

Magallanes finalmente descubrió el paso por el estrecho en la punta inferior de América del Sur y entró en un vasto océano de aguas mansas que bautizó como Pacífico. Ese hallazgo cambió la historia de la navegación. Por ello esa zona se llama hoy estrecho de Magallanes. 

La pequeña flota llegó a Guam en marzo de 1521 y descubrió las Filipinas, ubicadas hacia el sur, poco después. El 27 de abril de 1521, Magallanes y 40 españoles murieron al ser derrotados en la Batalla de Mactan  en las Filipinas. Pigafetta fue herido.  Otra nave se perdió por los daños; las dos restantes siguieron al sur de las Molucas. 

Juan Sebastián Elcano capitaneó La Victoria y  mantuvo el plan original de Magallanes, mientras que el otro barco, tratando de regresar a Europa a través del Pacífico, fue capturado por una escuadra portuguesa. 

Al día siguiente, después de dar las gracias en los dos santuarios, 'descalzo y con una vela', Antonio fue a Valladolid donde presentó al rey Carlos I 'ni oro ni plata... pero un libro escrito por mi propia mano, sobre todas las cuestiones que se han producido desde el primer día a día durante nuestro viaje'”.

Su reporte histórico

La Victoria, con Antonio a bordo, llegó por fin de vuelta a Sevilla el 8 de septiembre de 1522. Según Pigafetta, el viaje cubrió 14,460 leguas, unos 81,449 kilómetros (50.610 millas). Llegaron con un cargamento de 26 toneladas de especias.

Al día siguiente, después de dar las gracias en los dos santuarios, “descalzo y con una vela”, Antonio fue a Valladolid donde presentó al rey Carlos I “ni oro ni plata... pero un libro escrito por mi propia mano, sobre todas las cuestiones que se han producido desde el primer día a día durante nuestro viaje”, titulado Relación del primer viaje de circunnavegación. Noticias del nuevo mundo con las figuras de los países descubiertos (Relazioni in torno al primo viaggio di circumnavigazione. Notizia del Mondo Novo con le figure dei paesi scoperti). Esa obra fue publicada en italiano entre 1524 y 1525.

Señaló sobre Magallanes: 'Espero que el renombre de un capitán tan noble y valiente nunca se extinga o pase al olvido en el tiempo. Porque entre otras virtudes eran su constancia y perseverancia, incluso en las situaciones más difíciles...'".

Después de Valladolid, Antonio partió hacia Portugal, donde dio un informe al rey Juan II y luego viajó a Francia. Finalmente, de vuelta en Italia, escribió varias más cuentas de la travesía. 

Señaló sobre Magallanes: “Espero que el renombre de un capitán tan noble y valiente nunca se extinga o pase al olvido en el tiempo. Porque entre otras virtudes eran su constancia y perseverancia, incluso en las situaciones más difíciles. Él llevó el hambre mejor que todo el resto de nosotros. Él era un experto en la navegación y en la elaboración de cartas náuticas”. 

Uno de los aportes de los escritos de Antonio Pigafetta fueron sus descripciones de las etnias encontradas en la expedición. Así nos dice sobre los habitantes de la Patagonia: “descubrimos un hombre de gigantesca estatura, el cual desnudo, cantaba y vertía polvo sobre su cabeza... era tan alto él, que no le pasábamos de la cintura... tenía las facciones grandes, pintadas de rojo, y alrededor de los ojos, de amarillo, con un corazón trazado en el centro de cada mejilla... comen carne humana de sus enemigos… utilizan estos pueblos la piedra como nosotros el hierro…  las mujeres son bellas, delicadas y más blancas que los hombres, con cabellos sueltos y largos…”.

Antonio Pigafetta murió valientemente en 1534, en  la defensa de Malta contra los turcos. 

Un buque de la marina italiana lleva su nombre. (I)