Las dos últimas novelas publicadas por el escritor guayaquileño Marcelo Báez Meza tienen un alto componente lúdico. Tienden un puente inteligente y juguetón con la historia inmediata, con la literatura ecuatoriana y con el arte universal.  Nunca más Amarilis, que en 2017 obtuvo el premio único del Concurso de Novela Breve Miguel Donoso Pareja que convoca la Feria Internacional del Libro de Guayaquil, es una exploración de aquel personaje ficticio que es la poeta guayaquileña Márgara Sáenz, a quien se le atribuye la autoría de poemas de tinte erótico, como el titulado Otra vez Amarilis:  “…¿A quién llevas ahora? Contigo entre las piernas/  ¿quién pega alaridos y triza los espejos/ donde nos repetíamos bestiales y dulcísimos?...”.

En realidad, Márgara Sáenz nunca existió. Es una poeta apócrifa. Una invención de poetas peruanos, entre ellos Antonio Cisneros. Tan invención como el Marcelo Chiriboga que nos legaron José Donoso y Carlos Fuentes. Marcelo Báez retoma este personaje apócrifo y le crea una biografía. Un itinerario vital intenso. Propone así,  en su laureada novela Nunca más Amarilis,  una literatura que se nutre de la literatura. Para edificar su texto narrativo echa mano de una diversidad de recursos literarios.

En la novela El buen ladrón, de reciente edición, que obtuvo mención de honor en el certamen de Novela Breve La Linares 2019 que se convoca en Quito (el primer lugar ganó el escritor cuencano César Hermida con su novela Amoríos), Báez ficciona, en clave policial,  la exposición de grabados del artista holandés Rembrandt Harmenszoon van Rijn, realizada en el Palacio de Cristal, en Guayaquil, en 2002, y que tuvo  aproximadamente 50.000 visitantes. En el libro de Báez, cuya trama transcurre en 2006, se produce el robo de una pequeña plancha de metal, matriz de uno de los grabados de Rembrandt, que forma parte de la exposición. Y también sucede un crimen. A partir de estos elementos  crea una historia de detectives, pesquisas y probabilidades, de 154 páginas, puesta en circulación por la Campaña Nacional Eugenio Espejo por el Libro y la Lectura. La obra contiene tres partes e inserta pequeñas fotografías de los grabados.

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Al igual que en Nunca más Amarilis, en El buen ladrón el autor utiliza varios recursos narrativos: cartas, entrevistas, partes policiales y, por supuesto, la historia del arte. Como telón de fondo aparece Guayaquil de invierno, húmeda y calurosa. Y sobre todo, el malecón Simón Bolívar, el de la regeneración urbana.

Novelista, cuentista, poeta, ensayista, crítico de cine y de literatura, editor y docente, Báez es también doctor en Literatura.  Ganador de casi todos los premios de los concursos literarios que se convocan en el país, se desempeña como director de la Escuela de Diseño y Comunicación Visual de la Espol. Conversaremos con él en vivo el miércoles 14 de agosto próximo, en el lobby del MAAC. De esta forma celebraremos el primer año del programa de diálogos literarios ‘A vuelo de página’, en una cita en la que están invitadas a intervenir  la crítica literaria Cecilia Vera de Gálvez y la historiadora de arte Mónica Espinel de Reich. (O)