Al beber una cerveza… Lo correcto es servirla en un vaso para que al llevarlo a la boca, la nariz tenga la oportunidad de apreciar los aromas.

Existen muchos distintos materiales, formas y tamaños de recipientes que desde hace millones de años la humanidad ha utilizado para llevarse líquidos a la boca. Podría pensarse que no tiene mucha importancia a la hora de apreciar sabores y texturas, pero es todo lo contrario y por eso hoy encontramos una específica copa o vaso que ayuda a resaltar las cualidades de cada bebida.

Para comprender esto, les pido que piensen en la más básica de todas las bebidas, el agua. Seguramente la han consumido en muchos distintos y variados recipientes, y recordarán que aunque es un líquido que no debe tener sabor ni olor, dependiendo del vaso o botella de donde lo bebieron encontraron aromas que aunque sutilmente, influyeron y cambiaron el contenido. 

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Madera, plástico, cartón, espumafón y metal son algunos de los materiales que más alteran la forma original de las bebidas, y no solo en su sabor, sino que se produce un tremendo cambio de textura en el líquido, al momento en que ponemos los labios sobre una superficie que no sea de vidrio. Siendo mejor aún si es de cristal, porque al ser de menor grosor permite un contacto más cercano con la boca. 

Sin importar si es cerveza, vino o un espirituoso, para disfrutar de manera plena una experiencia sensorial a la hora de probar una bebida es necesario vivir tres momentos que completan correctamente la cata. Primero hay que ver el líquido, su color y apariencia (por esto la copa o vaso deben ser transparentes y sin ninguna impresión), luego lo acercamos a la nariz para apreciar sus aromas y finalmente lo llevamos a la boca para sentir su cuerpo, textura y sabores.

¿Sabia usted que en contra de lo que podría pensar, el 80% de lo que se detecta como sabor, cuando prueba un alimento son sensaciones olfativas percibidas a través de la nariz? Es por esto que es sumamente importante la forma de la copa o vaso para cada diferente bebida que va a consumir. Uno de los errores más frecuentes es al beber una cerveza desde la botella, al hacer esto se están perdiendo todos los aromas. Lo correcto es servirla en un vaso para que al llevarlo a la boca, la nariz tenga la oportunidad de apreciar los aromas.

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Mientras más sutil es el aroma de una bebida, más pequeño será el orificio de la copa, es por esto que para el vino blanco usamos una más pequeña y para el tinto, que tiene más intensidad, una mucho más grande. En este punto también hay que tener en cuenta si el vino pasó por una importante crianza (meses en que permaneció en barricas de roble en la bodega) y prolongada guarda (años que estuvo madurándose antes de ser consumido), porque tendrá una mayor complejidad aromática y le sugiero el uso de una copa más abierta que le permita oxigenarlo y lograr al mismo tiempo hacer que el buqué llegue fácilmente a la nariz.

Los vinos espumosos son más delicados y se sirven en copas tipo flauta cerradas y alargadas para dejar ver el recorrido de las burbujas. Todo lo contrario es el vaso en el que se bebe el whisky, que por su alto contenido alcohólico es bajo y abierto. Cuando se trata de bebidas aromáticas como el gin lo adecuado es un vaso balón que permite encerrar los aromas. (O)

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Usar la copa o vaso correcto para disfrutar de la experiencia sensorial es importante, pero más importante es hacerlo con moderación.