No todo lo que brilla es la tercera exposición individual de la artista guayaquileña María José Argenzio en su ciudad natal, esta vez en el Museo Antropológico y de Arte Contemporáneo (MAAC); la artista cuenta con una maestría en Bellas Artes realizada en el Goldsmiths College, Universidad de Londres (2010), ciudad donde se desenvuelve laboralmente a la par de Guayaquil.  

La curaduría estuvo a cargo de la colombiana Sara Garzón, quien realizó sus estudios de Magíster en Historia del Arte en New York University. La artista ha participado internacionalmente en importantes ferias, ha tenido exhibiciones individuales tanto en Ecuador como fuera del país, y ha sido invitada a dos Bienales de Cuenca y a la Bienal de Nicaragua. 

Desde sus inicios, Argenzio ha trabajado en temas de justicia social, la apreciación de la herencia indígena, y los excesos de la oligarquía en América Latina aterrizando el enfoque a la sociedad guayaquileña. El texto curatorial es pobre tanto de contexto histórico como personal de la artista y no aporta información que sugiera el porqué de la artista para realizar obras en torno a las temáticas antes mencionadas. 

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El uso del oro y el ornamento en exceso son medios obvios para la alusión a las injusticias, desigualdades y apariencias de nuestra historia, pero me interesa saber ¿por qué es esto relevante para Argenzio? Garzón alega que su obra presenta ideas de poder, violencia y jerarquías sociales. Concuerdo con que destaca la prepotencia, la necesidad de justicia social y la crítica a la ostentación que enardecen a la ciudadanía desde hace décadas y que resuenan hasta la actualidad; pero la violencia no asoma. 

Las serigrafías sobre tela de chifón y soporte de madera de guayacán, Genealogía. Nebot (2017), Genealogía. Noboa (2017), Genealogía. Arosemena (2017), manifiestan un evidente desprecio por parte de la artista hacia los innegables aportes de miembros de estas familias al desarrollo de la ciudad y del país, en línea con los trillados discursos políticos populistas y demagógicos, enmascarando el problema de fondo de la corrupción humana que no es exclusiva de apellidos de alcurnia. 

Tanto la pieza Chiquita (2013), que presenta un molde de bananas hechas de resina y cubiertas en pan de oro sobre un almohadón de terciopelo negro, como la instalación multimedia 3° 16 0 S 79° 58 0 W (2010), que documenta una mata de banano cubierta en pan de oro en su totalidad en la provincia de El Oro, tratan el tema de la riqueza heredada a través del banano, por ende los abusos del trabajador agrícola en la producción del mismo. La serie Banderín (2015-2016), analiza la heráldica gentilicia a través de la creación de banderines en tela de algodón bordados a mano con hilo de rayón y madera de guayacán. Con esta obra Argenzio elimina la iconografía tradicional, e incorpora iconografía local que empodera como  un hacha, un cóndor, una araucaria, una choza, una tortuga, y demás. 

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Como crítica que conoce de primera mano la complejidad del dominio de diversos materiales en la producción artística de una obra, recalco que el entrenamiento técnico de Argenzio es de un nivel superior a la oferta local. Su obra es de una realización y un montaje impecable, que no deja un cabo suelto. 

La muestra se presenta en el MAAC, Malecón Simón Bolívar y Loja, hasta el 14 de julio. (O)

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