Huawei, el número dos mundial del mercado de los smartphones, que se vio atrapado en el conflicto comercial entre Estados Unidos y China, hubiera preferido un tiempo más largo para buscar una solución para sus teléfonos, luego del rompimiento con Google.

El gigante chino de las telecomunicaciones Huawei, ante el anunciado cese de las actualizaciones de Android en sus teléfonos, podría desarrollar su propio sistema de explotación, competidor de los de Google y Apple, con el difícil desafío de convencer a programadores y usuarios.

Por el momento, se conoce que el Plan B de Huawei existe. El nuevo sistema operativo en fase beta, llamado HongMeng, habría sido elegido en honor a un personaje de la mitología china que representa el caos previo a la creación del mundo. Está basado en el sistema de código abierto Linux y será utilizado de forma universal en teléfonos móviles, tabletas y computadoras personales.

Publicidad

De acuerdo a publicaciones de Huawei Central, que se encarga de difundir noticias sobre la marca china, el gigante tecnológico se encuentra trabajando en este sistema operativo desde 2012, con una arquitectura diferente a la que Android acostumbró a los usuarios de los teléfonos de la marca.

Los informes mencionaron que actualmente se encuentra en la fase de prueba y generará, ahora, un ecosistema tecnológico controlado íntegramente por Huawei.

En marzo pasado, Huawei admitió que estaba trabajando en un sistema alternativo. "Nos estamos preparando para esto. Si tuviésemos que dejar de usar estos sistemas (como Android), deberemos estar bien armados", explicó Richard Yu, director general de la división de productos de consumo del grupo, en una entrevista en marzo con el diario alemán Die Welt.

Publicidad

"Es nuestro plan B. Pero preferiríamos por supuesto trabajar de manera concertada con los ecosistemas de Google y Microsoft", subrayó.

Hasta agosto

Tras las restricciones que impuso la administración de Donald Trump, Google -cuyo sistema Android equipa a la inmensa mayoría de los smartphones en el mundo- anunció el domingo que iba a cortar los lazos con el gigante chino. Washington acordó después un plazo de tres meses.

Publicidad

Android precisó que iba a continuar por el momento realizando actualizaciones de seguridad. Pero a largo plazo, los teléfonos Huawei podrían verse amenazados por una falla de seguridad y de obsolescencia, al no poder usar las últimas versiones de aplicaciones como Gmail o Google Maps.

Concebir un sistema de explotación "de manera eficaz y con éxito, es excepcionalmente difícil", insiste Ryan Whale, del Centro de Derecho y Tecnología de la Universidad de Hong Kong.

Huawei se verá lastrado por "un hándicap de competencia", pues sus rivales en el mercado continuarán usando Android, añadió.

Eventualmente puede contar con los otros fabricantes chinos, como Oppo o Xiaomi, para adoptarlo.

Publicidad

Pero sin el acceso a la versión completa de Android, a los servicios de Google, y a las múltiples aplicaciones disponibles en la tienda Google Play, el gigante chino podría tener dificultades para convencer a los consumidores fuera de China de comprar sus teléfonos.

El fabricante se impuso, especialmente en Europa, gracias a sus aparatos perfeccionados, elogiados por sus funciones fotográficas.

Huawei "sabía bien que como gigante de las telecomunicaciones uno debe [...] controlar las principales tecnologías", indica a la AFP Wong Kam Fai, profesor de la Universidad china de Hong Kong.

"Ya tienen su sistema, pero no están listos" para difundirlo, observó.

Qué otros sistemas existen

Además del Android de Google, el otro sistema de explotación extendido es el iOS de Apple, disponible exclusivamente en los productos de la marca.

Microsoft intentó lanzar una versión para móviles de su famoso Windows en 2010, pero solo logró ofrecerla en sus propios teléfonos. El Windows Phone no tuvo éxito y Microsoft abandonó la aventura en 2017.

En cuanto al sistema "libre de derechos" Tizen desarrollado por Samsung, sigue siendo confidencial.

El desafío, según los expertos, es que se necesitan años para ganar la confianza de los fabricantes de smartphones y de desarrolladores de aplicaciones para que estos adopten sus programas al nuevo sistema, de manera que se seduzca finalmente a los usuarios con una oferta variada. (I)