Pregunta: Tengo 26 años y hace dos años salí con un excompañero de trabajo. Al principio no quería tener algo con él, porque él tenía problemas con su pareja, con quien tiene dos hijos. Pero él me insistió en que se estaban separando, y así decidí salir con él. Al inicio todo fue bonito, me hizo sentir mucha confianza. Conversábamos de todo y me dijo que ya no vivía con ella, sino con sus padres. Yo estaba muy enamorada de él. Los problemas empezaron cuando su expareja le dejaba mensajes en Facebook. Yo sentía muchos celos, quería dejarlo, pero él me rogaba que no lo hiciera, me repetía que las personas que nos rodeaban querían separarnos. Cuando su expareja se enteró de que salía conmigo, me llamaba para insultarme, me decía ‘quitamarido’, que iba a dejar sin padre a sus hijos... Él solo me decía que ella era una loca, que no permitía que él hiciera su vida con otra persona. A los 9 meses, él sufrió un accidente y yo fui la primera persona a quien llamó. Cuando me enteré dónde fue el percance, me sentí traicionada. Era por el sector de la otra mujer. Ese día le dije que no quería saber nada de él, lo odiaba, sentía rabia… Empecé a llorar en mi trabajo, mis compañeros comenzaron a preocuparse porque adelgacé mucho y estaba pálida, no comía, no me apetecía comer. Poco tiempo después, me mandó mensajes a través de una compañera, diciéndome que me amaba, que me extrañaba… yo lloré porque lo amaba, creo que más que a mí misma. Y volvimos a estar en contacto. En ese lapso, empecé a sentir náuseas, pero yo pensaba que era por problemas gástricos, hasta que una compañera me dijo que podía ser que estaba embarazada. No me había percatado de que me había atrasado más de un mes en mi periodo… Me hice la prueba y salió positivo. Lloré una vez más, de miedo, no estaba preparada para ser madre. Yo ya había regresado con él, pero estaba confundida. No quería dejarlo definitivamente, me sentía feliz con él. Pero la alegría duró poco. A los dos meses dejó de contactarme, ya no sabía nada de él. Volví a llorar y más cuando me enseñaron fotos de él con su expareja abrazados con sus hijos. Lo único que pude hacer fue escribirle diciendo que lo odiaba, que era lo peor que me había podido pasar. Él nunca volvió a contactarme, ni siquiera durante mi embarazo. Cuando nació mi hija, no tenía dinero ya que mis ahorros los había gastado durante el embarazo. Entonces lo llamé, le dije que me ayudara con la leche, él solo respondió que me ayudaría cuando pudiera. Eso me hirió más, que no quisiera a mi hija. A los 15 días lo llamé preguntando si quería regalarle el apellido a mi hija y él fresco me dijo que quizás no, que mejor no. Ahora lo odio más que nunca, no lo demando porque no quiero que mi hija tenga aquel apellido que odio. Ahora pienso en mi hija, sobre todo cuando crezca y me pregunte quién es su padre. No sé si responderle que está muerto, o que vive en otro país o que jamás la quiso… Me siento muy mal por eso porque no quiero causarle daño ni lastimarla. ¿Qué sería lo correcto?

N. N.

Respuesta: Estimada lectora: es muy lamentable su situación y la de su hija, pero todo tiene solución y es importante que usted analice ciertos puntos a comentar.

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1. Usted se enamoró de un hombre que estaba comprometido. Toda relación que empieza con cuestionamientos, problemas o sencillamente no libre tiende a tambalearse y lamentablemente a fracasar. Pues no hay resolución interna a una relación inconclusa. En pocas palabras, si no hay fin a una unión sentimental, no puede haber construcción de algo nuevo.

2. Sus celos le indicaban que usted estaba insegura y que algo le decía que su expareja no era de confianza. Los celos son un indicador de desconfianza y una buena pareja no puede fomentar el éxito de su amor teniendo este sentimiento.

3. Usted se embaraza aparentemente sin prevenir ni consultar. Pero como nada es al azar se entiende que internamente quería formar con él una familia. Pero no era planificada.

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4. El enamorado caballero la usa para pasar el dolor. Y usted no determina su juego.

5. Se embaraza. Este no quiere asumir su rol como correspondería. Aquí pienso que usted en nombre de su hija tiene que actuar pidiendo no por necesidad sino por derecho que él asuma esta paternidad. La niña no es fruto de la nada, tiene un padre aunque infantil emocionalmente pero es el padre de ella. Los niños tienen derecho a conocer su verdadera identidad. Por el momento hay que darle el apellido verdadero. Ella se merece. Y este caballero tiene que asumir este rol. Hay que actuar no con odio ni venganza sino con principios. Los dos, tanto el hombre como la mujer saben que si tienen relaciones pueden concebir, y esa es una situación que hay que asumirla. No tenga miedo ni vergüenza de pedir los derechos no suyos, los de su hija. Usted es ahora su voz. No acepte caridad, luche por ella y con ella para que la dignidad primero será en lo económico y luego que le fijen días de compartir con la infante el derecho que tiene de ser padre. Le deseo suerte.

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Paquita Brito Clavijo, psicóloga y terapeuta, especializada en Francia.