El estadounidense Louis Ignarro, doctor en Farmacología, ganó el Premio Nobel de Fisiología/Medicina en 1998 por sus estudios sobre el óxido nítrico. A partir de su trabajo se desarrollaron investigaciones adicionales que desembocaron en aplicaciones para la salud.

"Es la primera vez que vengo al Ecuador", menciona, invitado por Herbalife Científica. Uno de sus roles en esa firma es ayudar a desarrollar suplementos nutricionales para la salud cardiovascular. Viaja por todo el mundo para explicar cómo funcionan estos productos y qué efectos tienen.

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Un agente regulador

Por muchos años, se buscaba algún tipo de molécula que el cuerpo humano produzca para proteger el sistema cardiovascular. “En 1986, mi laboratorio descubrió esta molécula: óxido nítrico”, rememora. “Posteriormente, descubrí que nuestro cuerpo efectivamente lo produce”.

Empezaron a estudiar todas las propiedades de esta molécula única y esto fue lo que hallaron: “Nos dimos cuenta de que el óxido nítrico baja la presión arterial cuando es demasiado alta. Mejora la circulación sanguínea a todos los órganos del cuerpo y, si el cuerpo produce suficiente óxido nítrico, se pueden evitar infartos y accidentes cerebrovasculares”. El sobrepeso puede generar diabetes. “Esto se debe a una reducción en la producción del cuerpo del óxido nítrico”.

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Cada arteria y vena produce óxido nítrico, pero se necesita que estén saludables para tener lo suficiente. “Hay cientos de miles de kilómetros de venas y arterias en el cuerpo adulto y las células que hacen óxido nítrico se llaman endoteliales. Esta palabra se está convirtiendo cada vez más popular para el público”, comenta. “Siempre pregunto: ¿Saben cuántas células de este tipo posee el cuerpo en promedio? Sesenta mil millones. Y cada una debe estar en una situación saludable para generar el óxido nítrico que se necesita para evitar enfermedades. Por lo tanto, la clave es mantener células saludables en las venas y arterias.

Sistema de autoprotección

El cuerpo produce la molécula mediante un solo mecanismo, por lo tanto hay que asegurarse de que este siempre esté en funcionamiento, dice Ignarro. “Toma ciertos aminoácidos y los convierte en óxido nítrico. El aminoácido más importante se llama arginina. Y el otro es citrulina. Ambos aminoácidos se encuentran en los alimentos.

“Cualquiera de las proteínas: pescado, carne, nueces, ciertos vegetales”, menciona el farmacéutico. “Por lo tanto, la proteína es esencial para la dieta humana”. Sin embargo, hay proteínas saludables y otras que no lo son tanto. “Si se come tanto cerdo como tocino todos los días, se genera óxido nítrico junto con otros elementos que lo destruyen”. La proteína más saludable para asegurar el óxido nítrico, asegura, es la del pescado.

Veinte años de investigaciones

Cinco o seis años después (del Nobel), el laboratorio de Ignarro llegó a otro descubrimiento.

Anteriormente, el mecanismo para la excitación sexual en el hombre era totalmente desconocido. No había ningún tipo de droga para tratar la disfunción eréctil. Hallamos entonces que el neurotransmisor que segrega los nervios en el tejido de erección era el óxido nítrico”.

Esto permitió que las compañías farmacéuticas progresaran a partir de este trabajo y crearan la primera medicina para tratar la disfunción eréctil: el sildenafilo, conocido comercialmente como Viagra.

Cuando es usado como un gas, el óxido nítrico se mezcla con oxígeno para administrarlo a infantes que han nacido con hipertensión pulmonar. El gas tiene también otros usos en medicina pulmonar y cardiovascular.

Actualmente hay productos que estimulan la formación del óxido nítrico, que se toman como suplementos nutricionales para la salud cardiovascular.

A partir de entonces, Ignarro, profesor universitario jubilado, da charlas en todo el mundo sobre cómo mantenerse saludable. “Y tengo suerte”, considera, “porque puedo hablar de cómo una dieta saludable y el ejercicio pueden hacer vivir mucho más y con más salud. Mis presentaciones no tienen ningún propósito comercial, solo trato de explicar lo fácil que es mantenerse saludable”.

Ignarro recibió el Nobel junto con Robert F. Furchgott y Ferid Murad.