Ir a México y no dedicar un tiempo para recorrer la colonia Roma, hoy ya no es posible. No solo porque la película que lleva su nombre puso de moda este sector de Ciudad de México, sino también porque la zona tiene mucho que ofrecer tanto a quien la habita como a quien la visita y está a 9 km del aeropuerto Benito Juárez.

 

Tempranito en la mañana

Fue posterior al terremoto de 1985 cuando esta zona resurgió y desde entonces no ha dejado de mostrarse como un espacio auténtico. Aprovechando la riqueza arquitectónica de la burguesía de inicios del siglo XX, muchos inmuebles fueron transformados en áreas públicas y comerciales, hoteles, restaurantes, galerías, museos y nuevos espacios para la vivienda.

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Siempre he pensado que para conocer una ciudad hay que hacer dos cosas: recorrerla muy temprano y visitar el mercado del sector. Porque al recorrerla en horarios fuera de lo normal es cuando a una ciudad se le ven las costuras. Y, además, en el mercado no hay glamur, hay necesidades reales y productos sin maquillaje.

Las costuras y la realidad de la Roma dejan un buen sabor de boca. Si la transitan desde muy temprano se encontrarán con las personas que trabajan en restaurantes y cafeterías haciendo la limpieza de sus aceras y preparando sus locales para empezar el negocio. Verán las aceras invadidas por bicicletas y patinetas; quizá se encuentren con algunos jóvenes de tribus urbanas, saliendo de sus fiestas y volviendo a casa, y a uno que otro transeúnte que saca a pasear a su perro. Y los perros, con o sin correa, van tranquilos caminando junto a sus amigos humanos. No se escuchan ladridos ni peleas. La interacción entre perros y humanos fluye con cierto grado de madurez que sorprende.

Las calles de la Roma al despertar son bastante silenciosas, excepto por un grupo musical que empieza a visitar las cafeterías que ya han abierto, para tocar desde la acera un corto repertorio de música mexicana y juntar así unos cuantos pesos.

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La Panadería Rosetta, de la calle Colima 179A, es uno de estos lugares que abre a las 07:00 y se llena tanto que se confunden afuera los músicos con los clientes que esperan una mesa. Otro lugar que recibe desde temprano a sus comensales es el Café Toscano, de la calle Orizaba y frente a la plaza Río de Janeiro. Esa suele ser la segunda parada de los músicos. La plaza es su lugar de descanso, pero es también el área para que muchos hagan ejercicio y para que extranjeros realicen sus visitas guiadas.

 

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Chiles, tortillas, aguacates...

El mercado de la calle Medellín, en la zona sur de la colonia, es un lugar digno de visitar y no solo por estar a cinco cuadras de la casa del cineasta Alfonso Cuarón y también del lugar donde fue filmada la película Roma. El mercado Medellín, como lo llaman los vecinos, tiene una gran variedad de productos latinoamericanos, cosa poco común en México. Se puede encontrar verde, harina para hacer arepas, yuca y productos poco utilizados en la gastronomía mexicana. Pero allí mismo coexisten los chiles, las tortillas, el aguacate, el jitomate, los taquitos, las ollas de barro y las piñatas coloridas. El mercado es un lugar que transmite el respeto a la diversidad, como ocurre en toda la colonia.

Por la mañana se puede aprovechar para mirar hacia arriba y deleitarse con los altos árboles de hoja perenne que distinguen a esta zona. Muchas jardineras frontales de las casas y edificios son pequeñísimos huertos que entremezclan plantas ornamentales con plantas florales y aromáticas. Eso le da un toque verde, dentro de lo que cabe.

 

Conciencia sostenible

Pero Roma es verde por muchas otras razones. El estilo de vida de la gente evidencia mayor conciencia al momento de manejar sus desechos, de usar bolsas de tela o de evitar el uso de descartables, al usar bicicletas o patinetas para movilizarse o incluso al momento de optar por platillos veganos en restaurantes omnívoros. No en vano el éxito de restaurantes como Forever Vegano, de la calle Guanajuato esquina con Mérida, o de La Pitahaya Vegana, de la calle Querétaro esquina con Orizaba.

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Y es verde también como el huerto Roma Verde, de la calle Jalapa, en la Roma Sur. Un huerto que, en tiempos de la Candelaria (febrero), realizan un festival internacional de artesanía y gastronomía. Ecuador se hace presente con un joven otavaleño que aprovecha para vender tejidos y sombreros y, más allá, una mujer esmeraldeña prepara cebiches, patacones y muchines. Su público se acerca, compra y aprecia una propuesta diferente.

 

Para el hospedaje

Una vasta oferta hotelera permite que los foráneos encuentren hospedaje de todo precio, de $ 20 la noche por persona en adelante, siendo la zona sur más económica que la norte. La renta de departamentos a través de la página airbnb.com es otra opción que puede salir muy cómoda si se va a viajar en grupo y no se quiere gastar tanto en restaurantes. Pero hay quien va precisamente por eso, a aprovechar la oferta gastronómica de la Roma, donde la cocina de autor, el café, los mariscos, la panadería francesa, la comida internacional y nacional de muy alto nivel abren un abanico de posibilidades casi infinitas para degustar cada día algo nuevo.

Uno de los lugares muy frecuentados es Blanco Colima, un edificio antiguo ubicado en la calle Colima esquina con Orizaba, que es el punto de encuentro de muchos fans de la buena cocina y de eventos culturales relevantes. Allí, mientras una mujer baja de un vehículo de lujo envuelta en su fino abrigo, en la misma acera un vendedor de cocos tiene su carretilla y le vende a un joven de zapatos deportivos, pantalón de pijama y chaqueta. El público decide, pero el público también respeta.

Para alguien muy afín al diseño, tan solo dar un paseo por las calles de la zona norte puede ser bastante inspirador. En la calle Colima se pueden visitar galerías privadas con diseños de muebles y objetos exclusivos de alta calidad, pero también se puede ingresar al Museo del Objeto (elmodo.mx), donde se realizan exposiciones itinerantes en torno al diseño mexicano de los últimos doscientos años. Tres pisos de un edificio de 1906, testimonio del paso del art noveau por México, invitan al diálogo y la reflexión de la comunidad en torno al diseño. Para los habitantes de la colonia, la entrada tiene un precio especial de $ 1,25 y para los foráneos, el doble.

 

De todo en la avenida Obregón

Otro paseo obligado en la Roma es el de la calle Obregón, allí donde se está exhibiendo en estas fechas una muestra de fotografías antiguas en homenaje a la película nominada al Óscar. En la Obregón se pueden encontrar tiendas de libros antiguos, pulquerías (bar donde se vende pulque, bebida artesanal mexicana), barberías donde también se hacen tatuajes, cafés, taquerías y restaurantes, tiendas de ropa hipster y, afuera de un café, un hombre se gana la vida afilando cuchillos. Mientras, por el carril peatonal central adultos, jóvenes y niños corren, andan en bicicletas y patinetas, descansan las parejas junto a las piletas y se reúnen los amigos en las bancas a conversar.

En Jalapa esquina con Tabasco, un Centro Budista ofrece una extensa cartelera de cursos de yoga y meditación para principiantes y avanzados. Más allá, afuera de una escuela, un hombre vende bolsitas de piqueos saludables y libros relacionados con la herbolaria. Le pregunté por qué decidió vender esto y me dijo: Porque los niños de hoy comen demasiada comida chatarra y enferman.

Esto es la Roma, un rincón del mundo que actualmente alberga gente que busca vivir de una forma diferente y que sabe y transmite que en esa búsqueda hay que disfrutar y respetar.