La cadena para quien ostenta el cargo de la alcaldía de Leiden, ciudad universitaria neerlandesa, es un collar ceremonial que le da un aire magistral al que la porta. En este caso era el alcalde Henri Lenferink, aunque él mismo se esforzó por diluir la percepción de maestría cuando saludó a un grupo de investigadores reunidos en la ciudad. “Tan solo soy un humilde historiador”, les dijo a los trescientos integrantes de la Sociedad Interdisciplinaria para el Estudio del Placebo. “En realidad no sé nada sobre su área”, indicó.