La diabetes es una enfermedad crónica que según la Organización Mundial de la Salud afecta a 422 millones de personas en el mundo, el 8,5% de la población adulta (datos de 2014). Este mal aumenta además el riesgo de sufrir enfermedades del corazón, derrame cerebral, ceguera, fallo renal y amputaciones de las extremidades. Quienes lo padecen no pueden controlar los niveles de azúcar en la sangre, y normalmente son diagnosticados en el tipo 1 o 2. Pero un estudio con unos 15.000 pacientes finlandeses y suecos, publicado en la revista The Lancet Diabetes and Endocrinology, ofrece un retrato de la enfermedad mucho más complejo, que podría desencadenar una nueva era de tratamiento personalizado para la diabetes.