Como grupo de amigos solían ir a comer ceviches a distintos restaurantes, de dos a tres veces por semana. En las pausas de sus labores como publicistas, debido a su afición culinaria, se daban esos gustos de explorar los sabores de los mariscos. En uno de esos recorridos se toparon y dialogaron con un chef peruano que les manifestó su idea de independizarse y a partir de ese encuentro empezaron a trabajar en el proyecto de abrir su propio negocio.