Mariuxi Córdova y Solange Gamarra, como compañeras de bachillerato del colegio Santa Mariana de Jesús, de Guayaquil, asistían al sector Vuelta de los Ángeles, en Durán, para dar catequesis todos los sábados, y así empezaron a sentir un nexo de amistad con sus habitantes. Aquella zona desde ese entonces se mantiene con una serie de necesidades, principalmente de servicios básicos.
“Le cogimos mucho cariño a la comunidad, nos gustó. Adoptamos la misión de, todos los años, para Navidad, llevarles la fiestita navideña a los niños y familia”, cuenta Mariuxi sobre lo acontecido en 1991, cuando tenía apenas 15 años.
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En principio, en su época colegial, ella y Solange empezaron realizando una fiesta navideña cada diciembre con apoyo de sus padres y amigos, que también los acompañaban.
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Hasta ahora, ambas y otra amiga, Cindy Baldeón, que se unió a la iniciativa hace seis años, continúan la costumbre de realizar el evento, que incluye la donación de juguetes, ropa, entrega de implementos para familiares y personas de escasos recursos.
Córdova, que labora en una empresa de tecnología como ingeniera en Sistemas, cuenta que persisten en la ayuda a esa comunidad para paliar de cierta manera sus carencias, como la legalización de sus predios, falta de energía eléctrica y de equipos para los niños para seguir sus estudios virtuales, o tener que atravesar una hora de camino hasta llegar a la escuela más cercana.
Los habitantes de Vuelta de los Ángeles son de escasos recursos, tienen dificultades para acceder a salud y educación, y se dedican en su mayoría a la pesca y recolección de arena para su venta en sacos, cuenta.
Ante ello, el grupo de amigas también dentro de sus posibilidades consigue donaciones de ropa usada para los niños u organizan la llegada de brigadas médicas, como de atención odontológica y desparasitación a lo largo del año.
“Más que convertirse en un simple lugar, se ha convertido en una familia con nosotros; ellos con nosotros también son muy condescendientes“, dice Mariuxi al recordar una anécdota que demostró la cercanía con los habitantes de esa comunidad.
En una ocasión, todos los habitantes de ese sector se unieron para aportar en la recuperación del padre de Mariuxi, que necesitaba 120 pintas de sangre y plaquetas. La gran mayoría de los donantes salió de ese sector periférico del vecino cantón. “Yo estoy en deuda prácticamente con ellos de por vida”, dice con gratitud la guayaquileña, de 35 años.
Para la recepción de ayuda destinada al evento navideño, desde octubre las tres empezaron a compartir mensajes y publicaciones en redes sociales para la recolección de víveres y juguetes para la comunidad. Los fines de semana se dedicaron a recorrer distintos barrios de Guayaquil y cantones aledaños con el fin de recoger lo comprometido por los donantes; o, en algunos casos, las personas interesadas acudieron a sus domicilios a entregarles sus ayudas.
Asimismo, desde hace cinco años, en el sector Una Sola Fuerza, etapa 2, este grupo de amigos realiza un bingo con presentación musical y un evento de comida con adultos mayores en la fundación Semillitas. Para esa actividad continúan recolectando regalos para los ganadores de los distintos juegos.
“El regalo más hermoso es compartir con ellos, lo esperamos todo el año para que llegue este momento de compartir con ellos, de bailar, de jugar, de ver a los niños, las sonrisas, el amor con el que nos reciben. Eso es lo más bonito que ellos nos regalan a nosotros, es mucho más que lo que nosotros les damos; a veces, un poco triste, porque no podemos darles más de lo que les damos”, dice Mariuxi.
Por esta razón, ella y sus amigos auguran que pronto más organizaciones o miembros de la sociedad civil busquen también ayudar con las necesidades de dicha comunidad.
El pasado 12 de diciembre realizaron el evento navideño en Vuelta de los Ángeles, que tuvo otro episodio que marcará para siempre la vida de Mariuxi: su pareja le pidió matrimonio. (I)