Blanca de Freire, de 79 años, su hija Eva Freire, de 59 años, y su nieta, Giuliana Villavicencio Freire, de 32, compartieron la misma profesión: ser empresarias en el mercado de la venta de cosméticos y productos para el cuidado de la piel. Esto lo hicieron de forma independiente para así darse el tiempo de generar un ingreso en sus hogares y sobre todo darle el tiempo de calidad a sus hijos.

El legado de Blanca empezó a sus 40 años cuando se enteró de que Yanbal ingresaba al mercado con la venta de cosméticos, perfumes, productos para piel con modalidad de pruebas y visitas en los hogares.

Guiliana, nieta de Blanca, comentó que el inicio fue duro, pues su abuelito se opuso a ese oficio novedoso, ya que solo se había dedicado a las tareas del hogar, sin embargo, su abuela empezó a vender a sus comadres, amigas, vecinas y luego dio el salto a la visita de empresas, locales comerciales donde vendía grupal.

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“Mi abuela no tenía ni catálogo físico, peor digital, como ahora así que llevaban la maletota con todos los productos a hacerles pruebas. Ese fue su nicho no explotado y allí ella creció en sus ventas, fue directora”, comentó.

Añadió que trabajó 35 años antes de jubilarse, se ganó 5 carros, y ha visitado más de 15 países con las metas de venta que se propuso con su equipo de consultoras.

Su trabajo le permitió también apoyar los estudios de sus hijos, como médico y Eva como arquitecta; sin embargo, ella se enamoró de la dinámica del trabajo y estudió cosmetología para continuar con el trabajo de su mamá.

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“Mi abuelita le dijo si prefería ser directora Yanbal para que tenga tiempo para cuidarme, porque mi mami trabaja en una empresa, pero tenía que cumplir un horario riguroso, y ella dijo que quería dedicarme tiempo, yo recién nacida, entonces mi abuelita la preparó como directora de ventas”, recordó Giuliana, quien a futuro también se integró a este legado.

Ella contó que apenas cumplió los 18 años ingresó oficialmente al mundo de las ventas de Yanbal, ya que ella creció repartiendo catálogos, viendo los productos y hablando el mismo idioma de su abuelita y mamá con respecto a los códigos de ventas.

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”Entregaba catálogos de pequeña, me enamoré de ver cómo se embellecía a las mujeres y del cumplimientos de metas que te daban viajes. Un momento inolvidable de esta carrera fue cuando mi abuelita se ganó un viaje a París y podía llevar un acompañante y me llevó a mí, me decidí que yo quise ser parte de este mundo”, comentó Giuliana, quien tiene una niña de 4 años.

Eva, Giuliana y Blanca durante uno de los eventos de Yanbal. Foto: Cortesía.

La última de esta generación manifestó que los valores principales que hay en este legado es la ética, la acción de trabajar en equipo y de resaltar la labor de quienes lo integran.

“Este es un trabajo muy humano, muy de contacto con las otras personas y pues tanto mi abuelita como mi mami siempre estuvieron pendientes de su equipo, capacitándolas en belleza, en métodos de negocio, era algo que les permitía crecer también a ellas, y eso ha venido trascendiendo en mi forma de trabajar también, viendo cómo mejorar las capacidades de los demás”, explicó la joven, quien se graduó como ingeniera en Ciencias Empresariales.

Giuliana comentó que se siente orgullosa de este legado que formó junto a su abuela y su mami. “He visto a estas dos mujeres trabajadoras, siempre activas, siempre entregadas no solo a su labor profesional, a sus metas, también a dar amor a su familia, tiempo de calidad, acompañamiento y progreso, siento mucha admiración”, comentó.

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Además Giuliana contó que su hija que va a cumplir 5 años, también está pendiente del trabajo, las ventas de productos cosméticos. “No sabemos si también le vaya a interesar esto a futuro”, dijo la joven entre risas.

Ellas festejarán este domingo 14 de mayo, Día de la Madre, con una reunión familiar para celebrar el amor y dedicación con la que han marcado su carrera profesional de generación en generación. (I)