La complicidad entre Angélica Arriciaga y Paula es notoria a primera vista, entre ellas se puede percibir una conexión especial que sobrepasa cualquier limitación. El papel de madre es el que más disfruta la actriz guayaquileña, quien hace 10 años comparte su tiempo entre el amor por el arte, su emprendimiento personal y el ‘silencio más ruidoso’.

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Cuando Paula llegó al mundo de Arriciaga, su vida comenzó a tener más calma y admite que fue una completa sorpresa. Supo de la discapacidad auditiva de su hija al año y medio, cuando notaba que siendo una bebé tenía una fijación en verle la boca mientras hablaba. “Yo le cantaba para que se duerma, yo me inventaba historias y se las contaba. Ella siempre me miraba, me miraba la boca, pero yo pensaba que era por mis expresiones...”, recuerda la mujer 35 años.

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Angélica Arriciaga y su hija Paula muestran una complicidad especial. Foto: Carlos Barros

Fue así como los médicos le diagnosticaron sordera bilateral profunda. Al inicio le costó aceptarlo, adaptarse es un proceso complicado, admite. Lloró por dos semanas enteras tratando de asimilar todo, hasta que finalmente logró cambiar los “¿por qué?” en “para qué”. “Entendí que si yo seguía llorando mi hija no iba a avanzar y que el único apoyo fundamental 100% soy yo. Yo dije basta, hasta aquí lloré”, revela.

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Comencé a reaccionar a lo que estaba pasando. Entendí, que si yo soy buena, por ser buena me tocó este ángel. Yo me siento agradecida con Dios que me escogió a mí para cuidar ese ángel que es mi hija aquí en la tierra”, acota.

Además identifica en este “ruidoso mundo del silencio” una oportunidad para visibilizar la realidad que viven los no oyentes. “Soy un puente de comunicación para otras personas que a lo mejor están en la misma condición y no pueden exteriorizarlo como yo que tengo las plataformas para hacerlo”.

Angélica Arriciaga junto a su hija Paula. Foto: Carlos Barros

Siempre deseó ser madre y cuando a sus 24 años supo que este anhelo se haría realidad lo primero que hizo fue llorar de la emoción. Describe los días junto a ella como “caóticamente hermosos” y llenos de mucho ruido. “Me encanta cuando estamos viendo televisión y de la nada me dice ‘te amo’. O cuando un día cualquiera me hace una carta. Me gusta cómo, las pocas veces que me ha visto llorar, me abraza”, cuenta.

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Y cuando es necesario una mano dura para corregir, lo hace. “Soy muy estricta con ella porque los sordos tienen un carácter muy fuerte”, afirma.

Angélica Arriciaga cuenta que su hija sueña en convertirse en actriz.

El reto más difícil al que día a día se enfrentan, como madre e hija, es a la poca inclusión con la que se han golpeado en más de una ocasión. Arriciaga acudió a al menos diez instituciones educativas para matricular a su hija, y en todas le afirmaban que no había “cupo”, esto luego de conocer que la aspirante era sorda. “Los sordos sufren de mucha exclusión y en sistema académico del país no existe la inclusión (...) Inclusión no es hacerles una rampa para que pase una silla de rueda, inclusión es aceptarnos todos con las condiciones distintas que tenemos”, afirma.

“Mi mayor miedo es el rechazo hacia mi hija, porque yo conozco lo luchadora que es”, acota.

Paula actualmente cursa el séptimo año de básica en la Escuela Municipal de Audición y Lenguaje. Ama pintar y practica natación, una pasión que le ha dejado medallas, una fue de oro en en estilo libre y espalda en las Olimpiadas especiales 2022. Además, tiene un espíritu de emprendedora muy marcado.

Paula ha ganado medallas en las Olimpiadas Especiales. Foto: Cortesía

Sueña con ser actriz igual que su madre, y esto es fácil de deducir al verlas posando juntas para las fotos. Como si se tratase de una directora de cine, Arriciaga da las directrices para cada una de las expresiones que su hija debe hacer ante la cámara, y ésta lo sigue a la perfección.

A su corta edad ya ha trabajado para varias marcas de ropa, ha participado en cortometrajes inclusivos. “Ella se siente actriz... ella se ha criado en este medio”, declara con orgullo la madre.

“Me gusta mucho que diga que quiere ser actriz, es difícil (el oficio), pero podría ser la primera actriz sorda en Ecuador”, añade.

Angélica Arriciaga dirigiendo a su hija Paula en una producción audiovisual. Foto: Cortesía

Describe a su primogénita como una persona humilde, trabajadora y sociable. “La amo con todo mi corazón, yo seguiré siendo su voz y su mano toda la vida”.

“Paula es la gasolina y mi motor, son mis pies en la tierra. Es tal vez la mal llamada carga, pero esa carga que uno lleva con gusto y que no quiere soltarla. Es aprendizaje constante”, continúa la guayaquileña que vive con una sobrina de 20 años a la que también quiere como hija.

Hablan el lenguaje del amor

Las señas, las expresiones bien marcadas en su rostro, los movimientos corporales, y el lenguaje verbalizado a la perfección son parte de la comunicación entre esta madre e hija. Por consejo médico, Arriciaga nunca dejó de hablarle a su hija y más bien se puso de meta cuidar sus cuerdas vocales. Es así como Paula sabe pronunciar algunas palabras, frases y da unos gritos de alegría que pueden invadir toda una sala de producción. Además, sabe leer los labios.

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La artista confiesa que mucho antes de convertirse en madre quiso aprender lengua de señas, y ahora lo traduce como señales que el cielo le envió constantemente. En enero de este año empezó el curso, actualmente está en el cuarto módulo. Reconoce que empezó aprender el ‘lenguaje del amor’ en el momento correcto. Ahora su objetivo es estudiar para ser intérprete.

La actriz Angélica Arriciaga haciendo la señal de 'Te amo' junto a su hija Paula. Foto: Carlos Barros

Arriciaga está de acuerdo con que la lengua de señas debería ser un idioma universal, que se implemente en la malla curricular de las escuelas y colegio. “Hay que ayudar a cargar la maleta, no ponerles más piedras”, expresa al respecto.

Al momento, la actriz trabaja duro para lograr comprarle un nuevo implante coclear, cuyo valor económico supera los $15.000. “Ahorita no tiene el implante, porque el implante coclear tiene un tiempo de vida últil de cinco años y no he tenido los $15.000 para comprárselo. Ella me dice que necesita su implante”, confiesa. (I)

Maquillaje: @cataleyabeautystudio.ec; Agradecimientos especiales a Mind Click.

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