La gran cantidad de clientes en busca de uniformes solía llenar los pasillos del mercado de las Cuatro Manzanas e incluso mantener a los comerciantes con un ritmo imparable de ventas. Así recuerdan Ramón Tubay y Rubén Velasteguí sobre las épocas de venta antes de la pandemia cuando los padres de familia acudían en vísperas del inicio del año lectivo para completar la indumentaria que necesitaban sus hijos de planteles educativos de Guayaquil y localidades cercanas.

La pandemia trastocó las ventas los últimos dos años, pero con un escenario distinto, los comerciantes esperan que este nuevo periodo lectivo, que en la Costa arranca en mayo, el comercio se retome con fuerza.

En estos días, los locales del mercado de las Cuatro Manzanas y alrededores del Mercado Central, en el centro de Guayaquil, empiezan a exponer uniformes (camisas, pantalones, camisetas y calentadores) para estudiantes que en mayo próximo retornarán a las aulas de clases, luego de dos años de jornadas académicas, en su mayoría, virtuales.

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En los alrededores del Mercado Central también se incrementa la venta de uniformes escolares, como en las calles 10 de Agosto y Lorenzo de Garaycoa. Foto: José Beltrán

“Ojalá que Dios quiera que vuelva a la normalidad (las clases) para asimismo tener ingresos, estamos endeudados desde hace dos años”, comentó Tubay, quien al inicio de la pandemia quedó con créditos sin cubrir por falta de dinero y debió guardar mercadería de uniformes en esa época por la suspensión de las clases presenciales.

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Tubay, quien ocupa los locales 1360 y 1362 de las Cuatro Manzanas, contó que para este año espera abastecerse con nueva mercadería adicional a los uniformes que quedaron en buen estado al inicio de la pandemia. “Se vende y se da vuelta para tener efectivo, no hay cómo invertir ahorita”, agregó.

En su negocio, el conjunto de parada (pantalón y camisa) varía de $ 10 a $ 20, dependiendo de la talla. Aquellos precios son similares a los de la época anterior a la pandemia, indicó el comerciante.

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“En uniformes es volumen de venta lo que uno hace (de ganancia), no se saca sobreprecio, viene un padre de familia con uno, dos, tres o cuatro niños y todo quieren llevar, entonces hay que darles precio mínimo para que puedan llevar”, añadió.

En otro puesto de ese mercado, del costado de las calles Huancavilca y Lorenzo de Garaycoa, Velasteguí, otro comerciante, consideró que hay esperanza de vender mayor número que los dos periodos lectivos que han coincidido con el tiempo más complicado de la pandemia. Por ello, en estos días recientes ha mantenido contacto con proveedores de Riobamba para la llegada de más mercadería a inicios de abril.

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“Antes tenía siete personas que me ayudaban en abril, pero ahora tendré tal vez unas tres”, comentó el hombre, y añadió que desde el inicio de la matriculación de los estudiantes hasta el inicio de clases empiezan progresivamente a aumentar las ventas.

Así como Tubay, él aseguró que los precios trata de mantenerlos como en el 2020 y por ahora sus proveedores no le han informado de algún incremento.

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En su caso, él ofrece el conjunto de pantalón y camisa entre $ 12 y $ 20, dependiendo de la talla, y adicionalmente corbata (de $ 1 y $ 2) y medias ($ 1). La indumentaria de educación física (calentador y camiseta) puede partir de $ 10 a $ 15, según la medida.

En estos años, los comerciantes coincidieron en que los padres de familia han procurado comprar lo mínimo, como por ejemplo, solo camisetas y no pantalones, ya que sus hijos solo necesitaban mostrarse en las pantallas de cintura hacia arriba.

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Lourdes Abril, de Confecciones Astrid, ubicado en las calles 10 de Agosto y Lorenzo de Garaycoa, frente al Mercado Central, mantiene altas expectativas por la alentadora situación epidemiológica, aunque aclara que aquello los mantiene con cautela.

Ella comentó que luego de dos años de clases virtuales espera que en el retorno a clases presenciales la venta de uniformes pueda superar anteriores periodos, ya que en estos periodos lectivos los estudiantes han ido creciendo y por ende necesitan de nuevas indumentarias.

“Estamos abasteciendo poco a poco porque de todas maneras el capital no hay suficiente, nosotros mismos confeccionamos, antes de la pandemia se vendía siquiera unos 300 al día en la semana antes de ingresar (a clases)”, comentó la comerciante.

En estas semanas, padres de familia asisten para cotizar indumentaria que se usa en graduaciones como capas y birretes. Las graduaciones presenciales están permitidas siguiendo las normas sanitarias. (I)