Con una mañana nublada y hasta con ligera llovizna en unos sectores, Guayaquil arrancó la jornada electoral. Unos recintos del norte tuvieron poca concurrencia en las primeras horas. Las filas reunían entre cinco y diez personas.

En el colegio Lemas, en Mucho Lote 2, cerca de las 09:00, la concurrencia no era masiva. En los accesos a las aulas no había filas nutridas. Los primeros que llegaron eran personas del sector que debían ir a trabajar.

En los alrededores del recinto, los plastificadores de certificados de votación se acercaban a los sufragantes a ofrecer sus servicios a $ 0,25 y $ 0,50. Los puestos y locales de comida de las inmediaciones ya estaban abiertos a la espera de comensales.

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A unos pocos kilómetros de ese sector, en el colegio Alfredo Vera, en la autopista Narcisa de Jesús, los votantes comenzaban a llegar de a poco, especialmente quienes viven en las urbanizaciones aledañas.

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Unos cuidadores de carros se habían apostado en las veredas para ayudar a guiar a los dueños y “darles un ojo” mientras entraban al recinto. En las inmediaciones, vendedores de alimentos y productos intentaban captar clientes.

Decenas de vendedores aprovecharon la alta concurrencia en las afueras de los recintos electorales. Foto: Carlos Barros Foto: El Universo

En las primeras horas, el número de electores era bajo. A las personas les tomaba de unos cinco a ocho minutos rayar las papeletas y depositar sus votos. Una mujer que entró a sufragar no sabía exactamente las preguntas de la consulta, por lo que leyó rápido y marcó lo que le pareció correcto.

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Entre las 07:00 y las 09:00, en las vías de la zona del norte el tráfico no fue tan complicado, aunque sí mayor comparado con el de un domingo regular. Eso, sin embargo, fue cambiando con el paso de las horas, cuando algunas avenidas comenzaron a sentir el flujo vehicular.

Los articulados del sistema de la Metrovía empezaron a tener más pasajeros pasadas las 09:00. Para esa hora, las paradas de la Atarazana, del centro, Caja del Seguro y otras del sur estaban llenas, como en un día laborable. La gente pugnaba por entrar o salir de las unidades.

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La Metrovía tuvo horas con alta demanda de pasajeros. Jorge Villón

“Ya no hay dónde”, gritaban los pasajeros de una unidad en la parada de la Caja del Seguro que iba de norte a sur.

La Metrovía, que opera de 05:00 a 22:00, indicó que pondría más unidades conforme vaya aumentando la demanda de viajeros.

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La avenida Francisco de Orellana, en la zona que conecta con Samanes, en el norte de Guayaquil, se mantuvo con un flujo vehicular moderado.

Hasta el mediodía, en la calle que da a la oreja vial que conecta Portete con la vía a la costa, se registraron largas filas de buses y de automóviles en el sentido norte-sur.

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Muchos usuarios del transporte público bajaron de las unidades y caminaron hacia los recintos ubicados a lo largo de Portete.

La congestión se registró, sobre todo, en el cruce con la avenida Barcelona y la calle 38. Allí, agentes civiles de tránsito se ubicaron en diferentes puntos para aliviar el tráfico.

La calle 38 fue la vía de desfogue para los usuarios que se movilizaban hacia el sur y suburbio.

Hacia el noroeste, en la avenida Casuarina, hasta el sector de la Sergio Toral, el escenario fue similar. Vehículos particulares y unidades de transporte público se mantuvieron en el tráfico por entre 10 y 20 minutos en un tramo de al menos dos kilómetros.

El comercio se dinamizó en los exteriores de los recintos. Además de la oferta de los plastificadores, se sumaron las opciones gastronómicas y de bebidas. En las unidades educativas ubicadas en Sauces, Samanes y Guayacanes proliferaron las carretas de comida con encebollados, caldos de salchicha, pasteles, canguiles y churros.

Cientos de motos circularon el algunos sectores de Guayaquil. Foto: El Universo

En la Universidad Agraria, en el sur, hubo gran cantidad de sufragantes. Comerciantes informales de diferentes partes estuvieron al ingreso del sitio para tratar de encontrar clientes.

Personal de la Agencia de Tránsito y Movilidad (ATM) realizó un operativo por el sitio. Ellos controlaron que los vehículos circularan, ya que se quedaban en los exteriores de las puertas dejando y esperando retirar a ciudadanos.

El comandante Jaime Dávalos, jefe del Cuerpo de Agentes Metropolitanos, explicó que en el norte de la ciudad hubo una mujer que se cayó en un recinto electoral y tuvo un golpe grave en la cabeza; fue llevada a un centro de salud.

Además se controló el ingreso de electores, pues hubo gran demanda al iniciarse la jornada.

Él comentó que se corrió el rumor de que estaba lento el proceso de votación, es decir, más de diez minutos por persona, y que a los ciudadanos les dio miedo quedarse sin votar, por lo que hubo filas extensas para ingresar a los planteles.

Acotó que los comerciantes ambulantes también estuvieron en los exteriores de los recintos, pero a unos 200 metros de la zona de votación, respetando la disposición y vendiendo con normalidad.

En el centro de Guayaquil, en las primeras horas de la mañana estuvieron cerrados los negocios; luego empezaron a abrir poco a poco. Asimismo hubo comercio informal, pero menos de lo que normalmente hay, en zonas como el Mercado Central, avenida Olmedo y avenida Malecón Simón Bolívar. (I)