Lleva cinco años manejando y, el pasado 30 de marzo, Fernando Illescas recibió su primera multa desde un fotorradar por exceder el límite de velocidad a la salida del túnel San Eduardo hacia la avenida Barcelona, en Guayaquil.

La propietaria del vehículo es su madre, pero él lo conduce desde hace varios años. Antes lo hacía su hermana. Dice que es muy precavido y que aquel día quedó sorprendido, porque andaba en 60 kilómetros por hora y no a 73, como le marcó el fotorradar.

“Me llegaron dos multas en días que no transité por la avenida Barcelona, en Guayaquil. Impugné y no sirvió. Pagué más de $ 250″, reprocha conductora multada desde un fotorradar

“A mi hermana le llega el mensaje de la multa y pensé que era broma. Ese día me acuerdo tanto que iba más lento porque delante mío iba un carro y, ya al salir del túnel, cojo la izquierda y subo a 60, pero me sale que estaba en 73 kilómetros por hora. Fui a reclamar y me dijeron que está calibrado el fotorradar. Yo no tuve pruebas, como una foto o video”, reprocha.

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Sin esas pruebas, de acuerdo con Illescas, era poco probable que fuera favorable su impugnación. Eso le explicó el personal de la Agencia de Tránsito y Movilidad de Guayaquil (ATM), en las oficinas ubicadas en el centro comercial Albán Borja.

“Siento desconfianza en los fotorradares, tanto así que el sábado (16 de abril) tuve que ir a las Orquídeas y había un fotorradar de 50 kilómetros por hora, y vi que fotografiaba. Prefiero ir a 30 kilómetros por hora. No me da confianza”, señala.

La multa de Illescas fue de $ 127,50 y se acogió al beneficio del 50 % de descuento por pagarla dentro de 20 días. Terminó cancelando $ 63,75.

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Por ese tipo de multas, la ATM ha recaudado $ 4 millones entre enero y febrero de 2022. Estos valores, de acuerdo con la autoridad de tránsito, responden también a infracciones generadas durante el 2020 y 2021, “que, por mandato legal ante la pandemia, no pudieron ser recaudadas conforme manda la ley”. En ese periodo, además, la ATM condonó $ 1,6 millones.

Mientras que en 2021 se registró la mayor recaudación, con $ 10,9 millones, y muy aparte condonó $ 1,5 millones.

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En 2020, la recaudación fue de $ 6,7 millones; y en 2019, año sin pandemia, de $ 9,2 millones. Estos dos últimos años no registran un valor condonado, de acuerdo a las cifras que ATM proporcionó a este Diario.

Jorge Félix, director de Infracciones y Servicios de Tránsito de ATM, explica que los fotorradares funcionan correctamente.

“La ATM realiza pruebas en las cuales se analizan los niveles de exactitud de capturas de velocidad, donde se ve que se encuentren las mediciones, de acuerdo a las especificaciones técnicas y parámetros establecidos siempre por el fabricante. También se comprueba la operatividad del sensor y la exactitud de velocidad para determinar que los rangos de medición sean exactos. Adicionalmente a esto, para no ser juez y parte, también realizamos una diligencia notarial en la cual un notario de la ciudad realiza verificaciones del radar, el cual asegura el buen funcionamiento y correcta calibración de los radares”, dice.

Los mantenimientos y calibraciones se ejecutaron en febrero y marzo, afirma Félix. Sin embargo, menciona que cada mes el área de Informática realiza esas verificaciones por los sectores.

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Cristian Cevallos, director de Informática en ATM, manifiesta que hay tres tiempos para validar un fotorradar.

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“En primer lugar, nosotros tenemos nuestros propios equipos. Cada radar transmite en tiempo real información; entonces, nosotros monitoreamos y vemos si hay alguna falla de transmisión. Nuestros propios equipos se dirigen a los radares para validar cualquier tipo de anomalía que se encuentre. Hemos encontrado que, por golpes, actos de vandalismo, los radares comienzan a no transmitir; [por eso], vamos y calibramos. Es un mantenimiento preventivo”, explica.

Agrega que otro proceso es el certificado que reciben de la empresa Traffic Logix, proveedora de los radares, sobre su operatividad. Y el tercero, la presencia de un notario público para “dar fe de que los radares funcionan sin problema”.

Cevallos recalca que, cuando se trata de golpes hacia el radar, deja de funcionar y no capta multas. Y, a partir de eso, emite una alerta para su validación.

Fotorradar capta cada vehículo

Los equipos registran la velocidad a cada vehículo. Foto: José Beltrán. Foto: José Beltrán

Este Diario recogió el caso de una familia que aseguró que, al transitar cerca de un fotorradar a menos del límite de velocidad permitido, se percataron de que los vehículos que pasaban por sus laterales iban a exceso de velocidad. Concuerdan en que los equipos registraron el límite máximo de otro auto y fotografiaron al de ellos.

¿Es posible que esto ocurra? Según Cevallos, así circulen tres vehículos juntos en un carril amplio, el fotorradar capta a cada auto.

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“Cuando usted pasa el radar, está la cámara donde se valida como tal la velocidad a la que va el vehículo. No es que hace una medición a todos los carriles. Es por objeto. En este caso, ve al vehículo y eso va midiendo. Si pasa un vehículo al lado a otra velocidad, el radar igual va midiendo la placa del vehículo. Y no es que el de al lado pasó a 100 kilómetros por hora y yo iba a 50 y a mí me pusieron 100; eso es imposible”, indica.

Y añade: “Así vayan tres vehículos al lado, son tres eventos diferentes y a cada uno le va llevando la velocidad. A cada uno lo mide y cada uno tiene su evidencia”. (I)