Al menos 33 vacunas contra el COVID-19 han sido aprobadas por al menos un país a lo largo del mundo. De estas, 10 cuentan con la autorización de uso de emergencia por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Ecuador también impulsó la creación de una vacuna de la que se conoció el proyecto en marzo del 2020 cuando fue presentado a la Corporación Ecuatoriana para el Desarrollo de la Investigación y la Academia (Cedia) por parte del Laboratorio para Investigaciones Biomédicas de Espol (Biomed).

Un año después y con recursos proporcionados por la Corporación se logró crear un prototipo de vacuna que hoy ya se prueba con animales con resultados interesantes.

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Washington Cárdenas, jefe de Biomed y catedrático de la Escuela Superior Politécnica del Litoral (Espol), dio a conocer que dos prototipos que están probando en ratones sí están generando anticuerpos contra el receptor binding domain (RBD) que tiene la proteína spike del virus SARS-CoV-2.

Estas son las primeras fases de estudio para determinar el modelo que se pueda replicar y avanzar a pruebas clínicas.

“Estamos clonando más prototipos para ver cuál es más efectivo, ya hemos comprobado que estos dos sí están generando anticuerpos contra el receptor binding domain (RBD)”, explicó.

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¿Cómo funciona la plataforma?

Cárdenas aclara que denominan plataforma al diseño que están realizando con los modelos de la vacuna contra el COVID-19 para que sirva también para otros antígenos o virus que se descubrirán en el futuro.

El especialista explica que la vacuna de proteína recombinante que están desarrollando consiste en la combinación de una parte de la proteína del anticuerpo IgG1, que circula en el cuerpo humano, y con una parte de la proteína spike del SARS-CoV-2.

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“Este anticuerpo lo que hemos hecho es que genéticamente lo hemos disectado... se mantiene el tronco y lo que hacemos es que lo fusionamos con una parte de la proteína spike del coronavirus actual, no es todo el spike, es una parte que se llama receptor binding domain (RBD), es decir, la región que interacciona con el receptor humano para poder infectar”, añadió.

En máximo tres meses se espera probar en animales la vacuna contra el COVID-19 que se desarrolla en Ecuador

Esta no es la primera vez que este tipo de modelo se utiliza para desarrollar vacunas, antes se lo ha aplicado en biológicos contra otras enfermedades como influenza y hepatitis B.

“Lo que ponemos en la célula es el código genético de esta proteína recombinante y ya las células se encargan de crear ARN mensajero, porque la célula no sabe que esto es una proteína extraña y recombinante, simplemente cumple las condiciones necesarias genéticamente para ser ARN mensajero”, refirió.

La proteína se cosecha en un laboratorio de la institución y se envía a la Universidad de las Fuerzas Armadas (ESPE), donde se cuenta con ratones específicos (BALB-C) para probar las vacunas. Dentro del proyecto también se encuentran el Instituto Nacional de Investigación en Salud Pública (Inspi) y la Universidad de las Américas (UDLA).

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“Si genera anticuerpos quiere decir que nuestra proteína ha sido suficientemente inmunogénica para que el sistema inmunológico del ratón, que sería pues un modelo de nosotros los humanos, reaccione contra esta proteína y genere anticuerpos. Lo ideal sería que al final los anticuerpos que se generen se peguen al virus, al general, ya cuando sea la infección real, y bloqueen su interacción con el receptor ACE2 que es el principal conocido de estos coronavirus para poder entrar”, señaló Cárdenas.

Debido a las mutaciones del virus, ya se plantea crear nuevas versiones de vacunas para hacer frente a estos cambios. En el caso de la proteína recombinante, el especialista señala que a nivel tecnológico es sencillo, pero el problema sería la masificación. Ante esta situación se están incluyendo otras secciones proteicas que se sospecha que pueden ser importantes para hacer frente a los cambios.

Respuesta inmunológica en prototipos

Actualmente se han hecho pruebas de dos prototipos en animales, se planea hacer más pruebas con otros modelos. Se trata de 4CH2 y FC.

En el caso del primero se ha observado que a los catorce días la respuesta inmunológica se mantiene. “Le sacamos sangre cada siete días, en los primeros siete días ya vemos una respuesta inmunológica importante, a los catorce días se mantiene la respuesta inmunológica, no se ha reducido”.

Dos prototipos de vacuna contra el COVID-19 que se han probado han generado anticuerpos en ratones.

Con el segundo modelo “sí hay una respuesta, pero solamente se ve a los catorce días y es más importante si se pone adyuvante”.

Ambos modelos contemplan la aplicación de dos dosis, la segunda a los 28 días.

¿Qué falta aún por hacer?

Cárdenas explicó que les hace falta medir en la segunda respuesta qué porcentaje de los anticuerpos neutraliza el virus, para lo cual se requiere realizar un cultivo celular. Es decir, crecer el virus en laboratorio, mezclarlo con la sangre de ratón con anticuerpos. “Vemos si infecta o no, si no infecta quiere decir que nuestro modelo o nuestro protocolo de vacunación ha creado anticuerpos que neutralizan el virus que no deja que infecte células”.

Tienen como método alternativo usar un virus mutante que no puede infectar para poder hacer esta comprobación.

Una vez que se tenga un modelo que cumpla con condiciones de ser bien inmunogénico, protección y económicamente viable, pensarán en las últimas pruebas que se deberían realizar en laboratorios especializados fuera del país.

“La pandemia nos ha mostrado claramente que si no nos enfocamos en tener soberanía local de salud en el país, vamos a estar siempre cruzados de brazos dependiendo de diagnósticos o de medicamentos que vengan de afuera y no podemos seguir así”, añade el especialista, quien tiene un doctorado en Biología Evolutiva y un Posdoctorado en Virología Molecular.

Limitado financiamiento

Lo recursivo de los investigadores ecuatorianos ha hecho que el proyecto siga adelante y pese a los limitados recursos económicos ya se cuenta con los prototipos.

Hasta ahora Cedia es la única organización que ha brindado un financiamiento externo que en tres años alcanzaría los 60.000 dólares. Sin embargo, otros de los recursos que han sido fundamentales son los laboratorios y personal humano tanto de la Espol como de la ESPE para sacarlo adelante.

Sobre el tiempo que ha tomado llegar a este punto del proyecto en comparación con otros laboratorios y hasta países, Cárdenas señala que si existiese un financiamiento se podría acelerar el proceso, ya que los insumos se consiguen en el exterior. En total la inversión llegaría a los 500.000 dólares, incluyendo los recursos ya existentes a nivel en las instituciones.

“La intención es que al final del día esto sea utilizado y llegue al ecuatoriano, es también doblemente mostrar a la sociedad que sí existe capacidad en el país para hacerlo, lo estamos demostrando: existe la tecnología, existe la capacidad, tenemos el equipo para hacerlo; entonces necesitamos el apoyo del Gobierno, tiene que ser el catalizador ahí, pero estoy seguro de que si no entra la empresa privada y por lo tanto haya un ingreso económico que incentive al empresario a invertir, esto va a quedar al vaivén del interés de cada Gobierno”, puntualizó. (I)