Para ser viernes, la concurrencia de comensales en el restaurante Carmencita, en Santa Elena entre Manuel Galecio y Alejo Lascano, era escasa pasado el mediodía de este 12 de enero. Hasta esa hora dicho establecimiento del centro de Guayaquil había atendido un 50 % de su clientela regular.

Tres días después de los hechos violentos perpetrados en Guayaquil y otras localidades de Ecuador que llevaron a la declaratoria de conflicto armado interno a nivel nacional, la actividad comercial en el Puerto Principal se reanuda de manera paulatina.

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Aún en sitios del centro, norte y sur de la ciudad se observan establecimientos cerrados o atendiendo ‘a media llave’, situación que implica laborar a puerta cerrada o con menos personal que el habitual, pues la demanda también ha bajado ya que muchas personas del sector privado y, en ciertos casos, del público se acogieron a la modalidad de teletrabajo y no salen de sus casas. La educación también se mantiene de manera virtual.

Con la declaratoria de conflicto armado interno a nivel nacional, el presidente de la República, Daniel Noboa, dispuso a las Fuerzas Armadas neutralizar a los grupos del crimen organizado transnacional. Veintidós de estas bandas delictivas fueron identificadas como organizaciones terroristas y actores no estatales beligerantes, según el Decreto Ejecutivo 111.

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“Por ahí ya se está escuchando que dicen los militares que salgamos, que ya estamos resguardados, que volvamos a coger confianza. Nosotros ayer empezamos en el nombre de Dios, asustaditos, pero con una convicción de que esto va a pasar. Eso es lo que necesita el pueblo, crear conciencia, que nos infundan el miedo estos terroristas, la delincuencia”, manifestó Carmen Cañar, propietaria del restaurante céntrico en el que se se vende comida típica ecuatoriana.

En este establecimiento la atención es de martes a domingo, entre las 07:30 y 15:00, pero el miércoles 10, tras los atentados violentos no hubo atención allí. La dueña del negocio mencionó que no laborar un día representaba pérdidas sobre los $ 100.

“No trabajar un día es perder más de $ 100, hay que pagar a trabajadores, suministros. No podemos seguir así”, exclamó ella.

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El jueves, dijo, la concurrencia de comensales fue menor que la de este viernes, pues salió menos gente y en las calles se reflejaba aquello. “Hay preocupación, pero no nos podemos encerrar, tenemos que tratar de salir adelante. Y aquí ya estamos con un poco más de confianza refirió.

En el norte de Guayaquil, en el sector de Sauces 6, más negocios abrieron este viernes y los dueños esperan que la inseguridad se supere para no interrumpir sus jornadas, pues muchos de ellos pagan alquiler de los locales y dejar de trabajar les significa desajustes en sus economías.

Ana Calderón tiene una fuente de soda en la calle Gabriel Roldós Garcés y al igual que Carmen Cañar, tampoco atendió el miércoles, pero sí los dos días siguientes. No laborar ese día le significó una pérdida de $ 100, que es su promedio de venta, entre las 07:00 y 22:00.

En el sector de la calle Ayacucho, donde hay locales de venta de repuestos automotrices, los militares ejecutaron operativo de control de armas. Foto: Francisco Verni. Foto: Francisco Verni

Ella paga $ 350 mensuales por el local en el que trabaja con su esposo, no tiene ayudantes ya que la situación no lo permite.

“Nosotros vivimos del diario, sale para comida, transporte, para todo”, comentó la mujer que el jueves vendió un 50 % de lo habitual en su jornada y hasta el mediodía de este viernes tuvo un 40 % de la demanda regular.

La mañana de hoy a lo largo de la calle Gabriel Roldós Garcés se vieron varios negocios cerrados. “Aquí en los locales se atendía hasta las once, doce de la noche, porque había gente como si fueran las siete, pero ahora todo se oscurece, a las nueve de la noche todo ya está cerrado”, mencionó la comerciante.

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En el centro de la urbe porteña también hubo locales cerrados, pero en menor número que el miércoles y jueves. No obstante, la demanda en algunos negocios era muy baja, como en una tienda de regalos de las calles Vélez y Escobedo, donde hasta las 13:00 solo un cliente visitó el sitio.

“Sí es verdad que hay una situación de miedo, de temor, pero también siento que el trabajo es lo único que nos va a sacar adelante. El miércoles no abrimos más que nada por la seguridad, y como vendemos productos que no son de primera necesidad no ameritaba, retomamos desde ayer (jueves), pero las calles están solas aún. La calle va puntualmente del trabajo a la casa”, refirió la encargada de dicho establecimiento comercial. (I)