Mayra Caizaguano, de 31 años, tuvo sus primeros acercamientos con la maquinaria pesada cuando observaba el manejo de equipos en trabajos de obras civiles que se ejecutaban en su barrio en Villa Florida de Santo Domingo.
En su juventud, ella recuerda que de esa manera desarrolló el gusto por manejar esta clase de vehículos de trabajo, pese a las grandes dimensiones. “Veía las máquinas me subía, pero no las podía manejar”, recuerda.
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Actualmente, ella lleva diez años en esa labor de manejo de maquinaria pesada, que comprende la facultad para operar excavadora, retroexcavadora, cargadora, rodillo, montacargas, entre otros equipos que permite la licencia tipo G.
Aunque en sus inicios Mayra considera que había dudas e incertidumbre de parte de otras personas por su incursión en esta actividad -que suele ser más practicada por hombres- logró realizar prácticas, conseguir la licencia G para manejo de maquinaria pesada, y así convertirse en operadora de esta clase de automotores.
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“Como empecé de joven me imagino que no me tenían confianza, pero al pasar el tiempo les enseñé que yo sí puedo”, dice la mujer.
Primero estuvo en una empresa constructora de su ciudad por dos años y luego pasó a Holcim, donde permanece ocho años como operadora de cargadora y es una de las primeras mujeres que ha manejado este tipo de maquinaria.
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En la planta de cemento de San Eduardo, de la empresa Holcim, ella se encarga del traslado materiales de piedra y arena para la elaboración del hormigón que luego es despachado hacia las distintas obras civiles que se realizan en la urbe.
Al tomar su maquina asignada, con los debidos protocolos de seguridad y el resto de actividades operativas en la elaboración de hormigón, ella lleva las cargas hacia una tolva, desde la cual se traslada el material a un tambor mezclador para continuar el proceso. Su trabajo se concentra netamente dentro de la planta.
En este camino, ella reconoce que resultó complicado el manejo de estos equipos por los detalles de operación, pero con la constante práctica ha logrado pulir el manejo de estos equipos que ahora producto de su confianza los llega a comparar con manejar “un auto pequeño”.
Ella dice que busca ser un ejemplo para que las mujeres se den cuenta de que pueden realizar metas y propósitos a nivel profesional y personal, incluyendo actividades que históricamente se han observado como más realizadas por hombres.
“Varias personas se admiran por el hecho de ser mujer y al verme manejar este equipo pesado, también hay gente que me dicen que sigan adelante”, comenta ella.
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En su actividad laboral indica que procura manejar con sumo cuidado y sin apuros a la hora de realizar las maniobras con las cargas y así cumplir con los protocolos establecidos en el cumplimiento de su trabajo.
“Todas sí podemos, y hacer labores igual que los hombres ese es el mayor reto”, dice la mujer, que conoció a su esposo en estas labores y además es madre de una niña de 2 años.
A futuro, la mujer de origen tsáchila aspira a seguir superando barreras mentales y aprendiendo sobre el manejo de más equipos pesados, como la maquinaria motoniveladora que sirve para la construcción de vías.
“Es lo curioso en mí, nadie me enseñó nada, en mi familia nadie es chofer soy la única”, resalta esta mujer. (I)