El cardenal de Ecuador, monseñor Luis Cabrera, lució una casulla amarilla y blanco que representa la esperanza y con la humildad que lo caracteriza presidió este sábado, 14 de diciembre, su primera misa en la Catedral de Guayaquil, que estuvo repleta: más de 3.000 personas y autoridades coparon las sillas y todos sus rincones.

Los guayaquileños ‘madrugaron’ desde las 06:30 a hacer fila para ingresar a este espacio en donde se marca la historia del representante del Vaticano en el Ecuador.

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El pasado 7 de diciembre, monseñor Luis Cabrera, también arzobispo de Guayaquil y presidente de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana, se convirtió en uno de los 21 nuevos cardenales de la Iglesia católica.

Esta misa se celebra como acto de acción de gracias a Dios por ese ‘regalo’ de su designación que sostuvo no es para él, sino para el pueblo que ama y que sigue a Jesús

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En la parte del altar estuvieron los obispos y vicarios del Ecuador, mientras que en la primera fila se ubicaron los sacerdotes de las 220 parroquias de Guayaquil.

En las siguientes filas estuvieron las principales autoridades, como el presidente Daniel Noboa y su esposa, la primera dama Lavinia Valbonesi.

Por ese motivo, la seguridad fue máxima con más de 200 militares, policías y agentes de tránsito resguardando no solo las calles en los alrededores de la Catedral que fueron cerradas, sino que en el interior también hubo una serie de uniformados acordonando la parte central de la iglesia donde estaban sentadas las principales autoridades.

Allí estuvieron la prefecta del Guayas, Marcela Aguiñaga; el gobernador Vicente Auad, entre otros.

La misa se celebró de manera muy sentida, al momento de dar la paz, el cardenal bajó a saludar a los asistentes con la humildad y cercanía que lo caracterizan.

Luego se dio la eucaristía.

Casi al finalizar este acto litúrgico, el presidente y la primera dama acudieron a dar el saludo oficial al nuevo cardenal de Guayaquil.

La Catedral estuvo copada por representantes de organizaciones religiosas, fundaciones, familias con sus hijos, vendedores ambulantes y hasta turistas que llegaron a presenciar esta primera misa del cardenal Cabrera.

“Él es testimonio de sencillez, de humildad y de alegría, él fue elegido por Dios para dar testimonio”, dijo una de las religiosas que presenciaban el acto.

Muchas personas no pudieron ingresar debido a la gran acogida que hubo, algunos se quejaron de que no se hayan puesto pantallas para seguir de cerca el acto religioso.

La calle Chimborazo, entre 10 de Agosto y Clemente Ballén, estuvo cerrada al tránsito vehicular desde Boyacá para realizar controles de quienes circulan en esa zona. Uniformados cubrieron todo ese sector. (I)