Empezó por caérsele el cabello. Luego fue bajando de peso. No podía dormir; a lo mucho descansaba entre tres y cuatro horas, y no podía parar de pensar en cómo salir de los problemas que afrontaba en su vida: deudas, complicaciones por la falta de luz, inseguridad, problemas familiares.

Así estuvo Gina A., guayaquileña de 41 años, por más de tres meses hasta que empezó a llorar por las noches y su familia la llevó a terapia psicológica.

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La crisis que afronta Ecuador a nivel energético, de inseguridad y falta de liquidez ha volcado a más ciudadanos a sufrir depresión y ansiedad, a tal punto que se incrementen las consultas y terapias psicológicas en Guayaquil.

Este es el impacto en el cerebro y en la salud mental de quejarse y lamentarse por todo a diario

El doctor Juan Carlos González, director de Salud e Higiene del Municipio de Guayaquil, manifestó que la demanda de atención en la Unidad de Bienestar Emocional ha ido creciendo en las últimas semanas, luego de los apagones seguidos en Guayaquil.

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Él indicó que, según las atenciones registradas en el mes de octubre, hubo 2.427 atenciones psicológicas relacionadas con depresión y ansiedad debido a asuntos vinculados con los apagones de energía; es decir, la salud mental del guayaquileño está siendo afectada por esta situación.

Estos casos son derivados para atención directa en el hospital Bicentenario y en la Casa Guayaca. Allí los reciben especialistas para que los guíen en este proceso de ayuda mental. Se reporta la atención de más de 800 pacientes en terapia psicológica en lo que va del mes.

“He tenido buenos resultados con la terapia, porque me enfocaba solo en el problema que me pasaba, me daba más depresión y estrés, porque no puedo solucionar la situación de los apagones y la crisis económica que se vive en varios sectores”, dijo Gina.

El psicólogo Mario Lima coincidió en que han aumentado las consultas por depresión. “Es evidente los índices con casos de tintes depresivos. Recordemos que la depresión es una enfermedad y es una enfermedad que tiene algunos degradés”, dijo.

Añadió que la falta de energía, sumada a los altos índices de violencia que vive el Ecuador y las pocas oportunidades que hay a nivel laboral, son indicadores de afección mental, en la que tenemos algo que hoy por hoy manejamos un poco más dentro de nuestro lenguaje cotidiano, que son los episodios depresivos o la depresión.

Y que además de esto puede existir algún tipo de patología previa o de las que desconocíamos, que de una u otra manera se van manifestando de forma latente con esta situación de apagones.

“¿Qué sucede con los apagones? Pues alteran nuestro estilo de vida, nuestra rutina; para aquellas personas que son emprendedores, que tienen negocios, tienen que funcionar y acoplarse de acuerdo al horario de cortes que tienen. Viéndolo desde el punto de vista donde teníamos altos índices de inseguridad, sumado a la situación de falta de energía eléctrica, convergen en factores que incrementan los casos de depresión”, explicó el especialista.

Atender la salud mental, una inversión estratégica

El doctor añadió que, a más de estos casos de salud mental, la situación de apagones también ha provocado que se generen atenciones por golpes o lesiones que sufrieron ciudadanos cuando se encontraban sin luz.

“Los hemos recibido con heridas en la cabeza, piernas, que se han hecho daño debido a que se han resbalado, caído, tropezado, golpeado porque no han tenido luz. Todas estas lesiones se han atendido en el Bicentenario”, comentó.

La Dirección de Salud hará brigadas médicas en los sectores Sergio Toral, Guasmo sur, Guasmo central, Chongón, Pascuales y El Paraíso para que se dé atención para la salud mental y física, de todo tipo. Pueden acudir desde las 08:00 a los parques más emblemáticos del sector y centros de atención municipal, como CAMI-Zumar. (I)