Danilo, de 7 años, obtuvo a su primer capibara este sábado, 28 de diciembre. Hizo regresar a su mamá, Patricia, de dos cuadras más adelante para mostrarle la percha llena de capibaras de todos los tamaños que tenía un vendedor ambulante en la avenida Olmedo y calle Chile, en el centro de Guayaquil.
“Se va a llamar Capi, ahora me va a acompañar en todas mis aventuras”, dijo el niño, quien estaba feliz viendo a su capibara en el brazo, con una pulsera especial que lo mantiene sujeto a la muñeca.
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El capibara, con nombre científico de Hydrochoerus hydrochaeris, es un mamífero, el roedor más grande de Sudamérica. Se lo conoce con varios nombres según el país, pero se popularizó con el nombre capibara.
Lo que lo hizo popular en redes fueron memes sobre su comportamiento tan sociable con otros animales de la naturaleza, por hacerse amigos de otras especies como se lo ve en fotos con tortugas, monos, gatos, hasta junto a cocodrilos.
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Édgar es uno de los vendedores de capibaras, llegó en estos días desde el suburbio de Guayaquil a la Bahía para ofrecer capibaras de color beige claro, marrones y unos de color rosa también.
Había en presentaciones como vinchas, así como el patito kawaii que se viralizó meses atrás, que cuestan $ 1 y vienen con apliques de tortuga, rosas, lazos, gorros, gafas, etc.
También capibaras que se ponen en las muñecas, algunos solos, otros con la típica mochilita verde viajera y algunos que mueven el rabito.
“Esto es una tendencia en los niños, les gusta mucho, todo es capibara ahora. Gracias a Dios, ha tenido bastante salida, los niños piden a sus padres el capibara y donde mandan ellos, ya pues”, comentó.
Incluso cuando él compró todos los capibaras en un distribuidor en la Bahía, sus nietos fueron los primeros en tener capibaras.
“Ellos no me dicen abuelo, me dicen papi, me dijeron: ‘Papi, papi, los capibaras’. Les dije: ‘Cojan los que más les gusten’, y ahí cogieron de todos los tamaños”, recordó el abuelito con una gran sonrisa.
En menos de un minuto vendió cuatro capibaras, dos peluches de muñeca y dos de vinchas.
En la Bahía hay más vendedores de capibaras. Otro es Julio, venezolano que optó por este personaje para sacar adelante a su familia en estos días.
“Me di cuenta de que tenía mucha salida, usted sabe que uno como adulto deja de comprarse algo pero a un niño usted no le niega nada, entonces aposté por vender capibaras y me ha ido bien”, comentó el vendedor.
Los comerciantes de capibaras circulan por la avenida Olmedo, calles Chile, Chimborazo, García Avilés, etc. (I)