Padres de familia llegaron hasta la escuela Carmen Sucre, ubicada en el suburbio de Guayaquil, para buscar información de la suspensión de clases presenciales por el ataque armado en las calles 34 y Venezuela.

En este sector, la noche del miércoles se registró un hecho violento que dejó tres personas muertas y dos heridas.

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Sujetos a bordo de motocicletas atacaron a un grupo que se encontraba en el sitio. Personal policial que se encontraba en la zona inició una persecución para dar con los presuntos atacantes.

Los sujetos dispararon en contra de los gendarmes y estos repelieron el ataque.”Vengo a que me confirmen si hay o no clases. Me enteré por vecinos de que no hay clases aquí en la escuela. Mi hijo entra en las tardes. La verdad es que igual no lo iba a mandar por lo que pasó”, dijo una madre de familia, quién llegó la mañana de este jueves 5 a la institución.

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Durante horas de la mañana, los representantes de los alumnos que están en la jornada matutina se enteraron de esta medida.

Un papel que informaba la suspensión de clases presenciales se colocó en una de las puertas de ingreso. ”Dicen que de aquí vamos a volver el martes a presencial, por lo de la balacera. Es horrible estar en incertidumbre y sabiendo que estas matanzas son cerca de sitios en donde pasan los niños”, dijo otro padre de familia.

El Ministerio de Educación tiene vigente un protocolo que se aplica en eventuales hechos delictivos que involucren a las instituciones educativas.

Cuando un hecho violento ocurra en la institución o involucre a personas de la comunidad educativa, se suspenderán las clases presenciales y pasarán a clases a distancia.

Si el hecho violento tiene un efecto directo, las clases a distancia se desarrollarán por cinco días. Si el efecto es indirecto, las clases virtuales durarán tres días.

Vecinos del sector dijeron que este hecho los alarmó, ya que se registró aproximadamente a las 21:00, hora en la que aún están personas en las calles.

“Es imposible seguir viviendo así: un ataque con una UPC cerca. Ya no tenemos garantías, ya no podemos vivir tranquilos”, dijo un morador. (I)