El intenso calor acompañado de humedad que persisten en estas semanas motiva la necesidad de hidratación en mayor cantidad por parte de ciudadanos que comparten distintas actividades al aire libre e incluso dentro de predios, en Guayaquil.
Desde hace varias semanas, la ciudad soporta una ola de calor que ha incrementado el consumo de agua y bebidas hidratantes. Entre los comerciantes estos picos de percepción de calor lo observan como un empujón en sus ventas, aunque también deben sufrir las circunstancias del ambiente.
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El Instituto Nacional de Meteorología (Inamhi) indicó que estas altas temperaturas se deben al ingreso de aire seco desde el Pacífico que no ha permitido el desarrollo de nubosidades.
En una tienda de la zona de Samanes, ubicada en las cercanías de un parque e instituciones educativas, su propietario Miguel Sánchez mencionó que ha tenido un crecimiento de botellas con agua, de un litro, ha subido por la concurrencia de usuarios, sobre todo deportistas, transeúntes y estudiantes escolares que en las recientes semanas volvieron a las aulas para el inicio del año escolar.
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En la semana anterior, por ejemplo, él se abasteció con 40 pacas de agua (de 9 unidades cada una) y adicionalmente la empresa fabricante le obsequió 5 pacas (45 unidades) para fidelizar sus compras. Antes de abril, solo comercializaba 10 pacas (90) por semana.
Hasta inicios de esta semana, solo le quedaban diez pacas que esperaba vender a finales de semana que llegaba el nuevo pedido.
“Los que van al parque salen acalorados, y buscan rápido una pequeña. Los fines de semana sobre todo son deportistas y entre semana los muchachos de colegio”, dijo y agregó que, en cambio, permite defenderse en comparación con otros productos que están a la baja.
En varias vías de Guayaquil, sobre todo en arterias principales del sur, norte y centro, suelen multiplicarse los vendedores ambulantes que cargan botellas en medio de la espera de automóviles del cambio de la luz del semáforo rojo.
En una de las esquinas de la av. Vicente Trujillo, un vendedor, Darío, comentó que en los días con mayor calor percibe un incremento de la venta, que regularmente puede ser de 15 unidades, pero en días con intenso sol aumenta a 30. En cambio, los días con lluvia o nubosidad eso desciende.
“Es como la marea, baja y sube, aquí sacamos para el día a día, el calor ayuda, aunque no tanto como antes que se vendía mucho más; nos sirve para pagar las deudas”, comentó el hombre, que regularmente vende cada botella por $ 0,50 y también se ayuda con la venta de bebidas energizantes que mantiene su tónica regular de expendio.
Asimismo, en estos recientes días soleados, hay quienes buscan algún puesto de jugos para refrescarse del intenso sol. En un local, en la vía Benjamín Carrión, de la Alborada, desde la mañana hasta la tarde, los dependientes despachan jugos que se colocan en envases grandes con hielos, hay desde ensalada de frutas y jugos como naranja y coco.
Una dependiente, Mariela Saavedra, mencionó que por el calor calcula un incremento máximo del 15 % en la llegada de gente. Ahora, explicó que algunos clientes van con mayor frecuencia en una semana para adquirir de las bebidas que preparan a diario por $ 1, sobre todo de los jugos de naranja que son los más requeridos.
Esto debe tomar en cuenta para que durante la ola de calor la planilla de energía no se eleve mucho
“El calor en cierta manera beneficia; en parte porque también el calor afecta en la venta, el calor nos puede dañar el jugo”, mencionó Saavedra.
Asimismo, algunos conductores que deben transitar a diario por las calles de la urbe, en ocasiones, se inclinan por adquirir promociones de botellas de agua que en estas semanas se ponen en promoción en estación de servicio (gasolineras). En una reconocida marca, por ejemplo, sus dependientes ofrecen dos botellas de un litro por $ 1 a los choferes que llegan a solicitar el despacho de gasolina.
Debido a la situación económica y la condición climática, Juan Silva, conductor, comentó que procura comprar de una a dos pacas de botellas cada quince días a un supermercado, con el fin de llevarlas a su trabajo o al salir a alguna diligencia en la calle para lidiar con el ambiente caluroso.
“Así me ahorro unos centavos porque si compro en la calle o local puede salir hasta el doble de dinero”, mencionó.
En estos días, en paralelo, Guayaquil ha tenido un crecimiento en el 6 % de la demanda de energía eléctrica por el uso de artefactos para refrescar los espacios en viviendas y oficinas. (I)