La pasión y entrega por ofrecer una exquisita gastronomía, complementadas con un servicio de calidad, son parte del sello que puso Muriel Beaven para satisfacer a los clientes del restaurante El Caracol Azul durante 47 años. Así fue que se mantuvo a lo largo de su existencia como uno de los sitios gastronómicos más tradicionales de Guayaquil.