Una vez cumplida la demolición del edificio Fantasía, el Municipio evalúa el uso que se podría dar al terreno donde se ubicaba la estructura.
La edificación, de catorce pisos, ubicada en la avenida 9 de Octubre y Esmeraldas, presentaba hundimiento e inclinación, por lo que fue necesaria la intervención municipal. Vecinos alertaron de esta situación.
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A inicios de esta semana, las labores de demolición estaban prácticamente culminadas, con un avance que llegaba al 97 %.
Todos los pisos habían sido desalojados y se trabajaba en labores menores. El lunes anterior solo quedaba la planta baja con pequeños detalles que demoler y reparaciones en estructuras vecinas para la reapertura.
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“Gracias a Dios superamos cualquier peligro”, dijo el alcalde Aquiles Alvarez, esta mañana, al apuntar que la demolición se ha cumplido satisfactoriamente.
Además, Alvarez dijo que se cumple con reparaciones menores en la zona, entre esas, la colocación de adoquines para rehabilitar el tránsito del sitio y así reactivar el comercio en sus alrededores. Debido a las labores, predios aledaños fueron cerrados temporalmente.
Como el Municipio porteño realizó el gasto del proceso de demolición del edificio Fantasía, se harán procesos legales para que la ciudad recupere esos valores. Entre las opciones, en semanas anteriores, el cabildo manejaba como posibilidad que se podrían incluir la enajenación forzosa del terreno y una puesta de subasta.
En estos días, según el alcalde, el cabildo analiza varias opciones para el uso del terreno.
“El terreno vamos a decidir qué es lo que vamos a hacer... son algunos (dueños), ahora la situación legal es otra, vamos a ver qué proyectos hacemos ahí. Sería bueno buscar alguna opción para generar un parqueo importante de algunos pisos para descongestionar parqueos y demás, vamos a ver qué pasa...”, comentó Alvarez.
Según registros del portal de Compras Públicas, el contrato para la demolición del Fantasía, bajo el régimen de emergencia, alcanzaba los $ 477.100,90 más impuestos.
A fines de junio anterior, el cabildo limitó el acceso a la zona para los trabajos de apuntalamiento y semanas después se inició con los trabajos de demolición, que se proyectaron para cumplirse en 60 días. El derrocamiento se dio con herramientas manuales piso por piso a fin de evitar vibraciones mayores y afectar a predios aledaños. (I)