Un día después del incendio que consumió una casa en la que residían tres familias, los damnificados piden ayuda, ya que todo lo consumió el fuego.

Las llamas arrasaron con todo lo que estaba a su paso: camas, ropas, televisores, sillas de ruedas, cocina, refrigeradoras, entre otros.

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El incendio se originó alrededor de las 03:00 del domingo último, en la 29 y la D, en el suburbio de Guayaquil. En dicho sector se encuentra el estero Salado. Unos cables habrían causado un cortocircuito.

Dos carros del Cuerpo de Bomberos llegaron al sitio para apagar las llamas, el domingo 25.

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La mañana de este lunes al sitio habrían ido funcionarios del Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES), quienes les indicaron que esperaran por la ayuda.

Rosa Castro, de 76 años, tenía viviendo más de treinta años en la casa que fue consumida por el fuego. Comenta que no puede creer lo que ha pasado, ya que perdió a sus gallinas y patos que eran su sustento económico y el de sus cachorros. Ella sufre también de diabetes.

Sandy Salvatierra, hija de Rosa, tiene dos bebés mellizos y ahora no tienen un techo para dormir. Los mosquitos son una amenaza para ellos.

Esta familia anhela vivir en un lugar seguro y no en la ruina. Pasaron la noche dormidos en una tabla de zinc, dado que no quieren dejar la casa que vivieron años.

Lágrimas, desesperación y desesperanza es lo que hay por el momento en el entorno de esta familia que pide ayuda a gritos.

Algunos no trabajan debido a que perdieron su empleo por la pandemia del COVID-19 y se sienten angustiados porque ahora no tienen dónde vivir.

Arturo Castro enseñó cómo el incendio consumió su hogar y comentaba que tendrá que buscar un trabajo para reconstruir el lugar donde vivía.

Algunos de sus familiares lo ayudan con platos de comida y con otros implementos. (I)