Sandra San Lucas empezó elaborando veinte pastelillos para llevarlos a vender a las calles de Guayaquil durante la crisis sanitaria de COVID-19. Era agosto del 2020, en medio del temor de la época por las muertes y contagios del virus, cuando ella decidió probar con la venta de estos bocados típicos manabitas para cubrir la necesidad de contar con un ingreso económico.