Este sábado 12 de junio se conmemoran 50 años desde que Antonio Cano recibió una casa fabricada con cañas y madera por parte de la corporación de viviendas Hogar de Cristo. Fue la primera entrega que realizó esta organización de origen jesuita, que se había establecido en Guayaquil en 1971.

El sector donde se ubicó la vivienda fue Mapasingue oeste. Cano contó que fue por gestión del padre jesuita Francisco García Jiménez, conocido como Tío Paco, que él recibió la casa en un terreno de su propiedad.

Medio siglo después, Cano ha podido remodelar su vivienda, ahora de cemento y con dos pisos.

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En ese tiempo, Hogar de Cristo ha entregado más de 211.000 viviendas en diversos sectores del país.

“¿Sabe lo que es tener un techo propio, no pagar arriendo…? Yo veía esa casa lo más grande. Respeté la filosofía de Hogar de Cristo: se empieza primero con una casita de caña y ahorrando, ahorrando la convierte en cemento, de acuerdo con mis ingresos. Así empecé yo, haciendo mi casita como las abejas. Mi casa es la semilla más chiquita, pero la más grande a la vez de todos mis 73 años”, manifestó Cano.

Hogar de Cristo se ha mantenido con su labor de ofrecer viviendas para que personas de escasos recursos vivan en forma digna. El padre jesuita Eduardo Vega, director general de la organización, refirió que la perspectiva ha cambiado, pero no la misión de servir a los más necesitados.

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Actualmente, en la cooperativa Sergio Toral 1, en el noroeste de Guayaquil, se desarrolla el programa habitacional San Alberto Hurtado. En un espacio de 1,5 hectáreas, la organización edifica la primera parte de este proyecto.

Vega refirió que en total son 12 hectáreas las que se utilizarán para otorgarles vivienda a ciudadanos de escasos recursos económicos.

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Los modelos de casas que se construyen en este espacio se han modernizado. Atrás quedaron las viviendas edificadas con cañas y maderas. Ahora, incluso, se utilizan materiales reciclados para la elaboración de los inmuebles, como contenedores.

“Estamos tratando de crear un modelo o formas constructivas a bajo costo, con economía circular, con reciclaje de materiales, pero también que sean dignas para la comunidad”, manifestó Vega.

Tradicionales casas de caña y madera que ha entregado Hogar de Cristo a nivel nacional.

En el interior de los contenedores se ha adaptado madera de pino en las paredes, para regular la temperatura. Tiene dos niveles y áreas como cocina, baño, sala y dormitorios. En la parte superior, que está sobre una losa, hay barandas elaboradas con tubos reciclados de carpas dañadas.

También hay otros diseños de viviendas elaborados con diversas técnicas. “Hemos hecho cuatro con una técnica constructiva que se llama muros portantes de hormigón, que son unas formaletas de aluminio en las cuales se les pone malla electrosoldada y se funde desde arriba”, refirió Vega.

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Otro modelo fue elaborado con estructura metálica forrada de fibrocemento.

Vega comentó que varias viviendas fueron construidas con apoyo del alto comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), en las cuales habitan varios ciudadanos colombianos.

El padre jesuita comentó que uno de los puntos más importantes es la autoconstrucción, es decir, la participación de las familias que habitan en este complejo habitacional para las mejoras en el interior.

“A lo largo de estos años, nuestro trabajo se ha caracterizado en el camino por tratar de ver cómo flexibilizamos el acceso al suelo y también brindamos vivienda digna, y en este caso la producción social del hábitat es poner a la persona, a la familia en el centro de este espacio, no solo en forma individual sino también de manera comunitaria”, refirió.

Este sábado 12, a las 10:00, en este espacio se desarrollará el acto Honrar memorias, en el cual Hogar de Cristo entregará las llaves a nueve familias de escasos recursos económicos. Además, se conmemorará la primera casa ofrecida. En el evento participará Antonio Cano contando su experiencia. (I)