Un trabajador usaba un soplete para pintar la puerta metálica de ingreso a un bar escolar del plantel particular Rafael Mendoza Avilés, de Pascuales, en el norte de Guayaquil. Aquello era parte de los primeros arreglos que se realizaban al pie de ese local, que ha permanecido cerrado estos dos últimos años por la situación sanitaria ocasionada por el COVID-19.