María salió con unas carpetas y cuadernos metidos en una funda negra. Andaba en chancletas, con una camiseta, un short y peinada con una cola de caballo. No portaba mascarilla y llevaba apuro. Iba donde una amiga a conectarse a internet para ver las tareas de sus hijos porque “están atrasadísimos” el portafolio, ya que le robaron su celular en ese mismo sector. Además tenía que “buscar la papa” (el almuerzo) para ella y los tres de cinco hijos que aún viven con ella en Ciudad Victoria 2, en el noroeste.