Uno de los espacios más antiguos de Guayaquil es el Cementerio de los Extranjeros. Tiene más de 140 años de existencia y está ubicado en las calles Julián Coronel y Ximena, en el centro, a 200 metros del Cementerio Patrimonial.

Su historia se remonta a 1841. Ese año, los extranjeros que residían en Guayaquil solicitaron al entonces presidente Juan José Flores la autorización para crear un cementerio para aquellos que no habían nacido en la ciudad.

Flores expidió un decreto para fundar el cementerio para protestantes. Los solicitantes de este espacio debían costear su construcción. En 1842, el cónsul de Inglaterra en Guayaquil, Walter Cope, definió el lugar y dimensiones de este camposanto para extranjeros, con el entonces gobernador del Guayas, Vicente Rocafuerte.

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Pero esta obra se haría realidad décadas después. Según reseñas del extinto historiador Julio Estrada Ycaza, en el año 1866, el cortejo fúnebre de Edward St. John Neal, encargado de Negocios de S.M. Británica, fue detenido por funcionarios eclesiásticos enviados por el religioso Tomás Aguirre, quien se opuso a su entierro en el cementerio alegando de que el fallecido era protestante.

En esa época, el cementerio general era administrado por la Iglesia católica. Incluso el camposanto era conocido como “católico” por los porteños, pues solo podían ser enterrados allí quienes profesaban dicha religión, explicó Roberto Wong, administrador del Cementerio Patrimonial.

El impedimento al entierro del inglés generó múltiples reclamos. Por ello las autoridades reanudaron el proyecto de construcción de un camposanto para no católicos. El espacio tomó diversas denominaciones como “de los extranjeros” o “panteón protestante”.

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La escalinata central posee 65 peldaños desde el portón hasta la cumbre. Foto: José Beltrán.

La lápida más antigua en el sitio es la del británico Joseph Warren Tyler, hijo de un comerciante irlandés, y que murió en 1872 por la epidemia de fiebre amarilla. Su cuerpo fue el primero en ser enterrado en este camposanto porteño.

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El Cementerio de los Extranjeros posee un área de 7.583,63 metros cuadrados, divididos en 3.380 metros por el norte; en el sur, 50,7; en el este, 131,48 y en el oeste, 177,02 metros.

La ubicación de este cementerio tiene algunas versiones llamativas. Según la publicación Cementerio de extranjeros de Alberto Cordero Aroca, “se tomó cuidado de dejar doscientos metros para que las almas de los fieles no se mezclen...”, en referencia a la separación con el Cementerio General (hoy Patrimonial).

La escalinata central de este espacio está hecha con piedra. Son 65 peldaños, desde el portón hasta la cumbre.

En el trayecto, se divisan las decenas de lápidas y monumentos en homenaje a los finados.

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Por ejemplo, en la tumba de Thomas Reed se impone un obelisco. En el pedestal está grabada la frase: “Sacred to the memory of Thomas Reed. Bord on the island of tortola B.W.I. Dec 19th 1817. Died aged 61 in Guayaquil Jan 26th 1878”, cuya traducción al castellano sería: “A la sagrada memoria de Thomas Reed. Nació en la Isla Tórtola B.W.I. Diciembre 19 de 1817 y murió a la edad de 61 años en Guayaquil, enero 26 de 1878).

Otra escultura que reposa en este camposanto es un ángel en mármol con un ala rota. Está sobre la lápida de Alicia Tyler de Reinberg, quien falleció el 14 de febrero de 1899.

Este cementerio posee 188 tumbas con fallecidos que tenían diferentes nacionalidades. Existen 99 alemanes, 2 franceses, 32 británicos, 2 holandeses, 7 daneses, 1 ruso, 6 escoceses, 1 noruego, 6 suizos, 1 checo, 4 ecuatorianos, 1 canadiense, 5 griegos, 1 colombiano, 1 belga, 3 irlandeses y 12 cuyas nacionalidades son desconocidas.

Moeller, Bruckiman, Tyley, Reimberg, Shultz, Redd, Behr son algunos de los apellidos en las lápidas de este otrora cementerio para extranjeros. (I)