Es parte del entorno del malecón del estero Salado y centro de exposiciones de diversa índole. La plaza Rodolfo Baquerizo Moreno tiene un ágora que acoge ferias de ciencias, presentaciones musicales, teatrales, exhibiciones de artesanías, entre otras actividades al aire libre que atraen turistas al sector céntrico de Guayaquil.

Ubicada en la avenida 9 de Octubre, entre Tungurahua y Quisquís, la plaza también es un moderno centro de convenciones, pues cuenta con un edificio de arquitectura vanguardista con capacidad para 600 personas y cuyo acceso está conectado con el malecón y con la entrada principal de la Universidad de Guayaquil.

De ahí que hasta antes de la pandemia del coronavirus el sitio era transitado a diario por los universitarios que disfrutaban de un paseo paisajístico por las áreas verdes del malecón del Salado.

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El nombre de la plaza, uno de los atractivos turísticos del Puerto Principal que el próximo 9 de octubre conmemora el bicentenario de la independencia, viene del empresario guayaquileño Rodolfo Baquerizo Moreno, quien entre 1922 y 1962 implementó en ese predio el recordado parque de diversiones American Park.

El nombre estaba en boga y hacía referencia al famoso parque de la playa Coney Island cerca de Nueva York, según el portal web www.ecuadorprofundo.com, del historiador Rodolfo Pérez Pimentel.

El sitio tenía juegos mecánicos, una novedad en esa época; había una rueda moscovita, carruseles de caballos y carros, se podían ver películas del cine mudo de Charles Chaplin.

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Cada domingo, el American Park se llenaba de gente que iba a bañarse a las dos piscinas de agua salada o en la playa que daba directamente al estero. De allí surgió el nombre Los Baños del Salado.

En el sitio también se organizaba la fiesta del montuvio, según el historiador Pérez Pimentel. Desde 1926 Rodrigo Chávez González fue el promotor de esa actividad cuya intención era buscar la unidad de los pueblos.

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Posteriormente, en el parque de ese entonces también se organizaron concurridas maratones de baile.

“Bailes, desfiles, fiestas, kermeses, competencias y diversiones -eso era el American Park- en suma, distracción sana y en familia. Luego se extinguió sin pena ni gloria y ahora solo subsiste en el recuerdo de los jóvenes de 50 años para arriba”, cita el historiador en el portal web.

Alberto Sánchez Varas, otro historiador, comenta que en la época del American Park, el sector donde está hoy la plaza Rodolfo Baquerizo quedaba alejado de la ciudad y no existían el barrio Orellana ni el puente 5 de Junio ni el Guayaquil Tenis Club. La zona en sí, agrega, era pantanosa y desolada.

Para el funcionamiento del sitio de diversión el Municipio porteño suscribió un contrato de arrendamiento con Rodolfo Baquerizo Moreno, fundador del Rotary Club de Guayaquil. Él también se desempeñó como gobernador del Guayas y ministro de Gobierno.

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Ya en 1967, el alcalde Assad Bucaram empezó la construcción del parque Guayaquil, que tuvo esa denominación hasta inicios del 2004. Ese año la alcaldía de Jaime Nebot inauguró la plaza Rodolfo Baquerizo Moreno, que ocupa un área de 8000 metros cuadrados y demandó una inversión de alrededor de $3 millones.

A más del ágora para presentaciones al aire libre y el edificio de exposiciones, el lugar tiene baterías sanitarias y seis locales comerciales. Por la calle Quisquís hay una rampa para entrar al parqueadero con capacidad para 150 vehículos.

Hay un estanque que bordea el edificio, en el centro se levanta el obelisco blanco que ya existía y a un lado se encuentra el monumento del exalcalde Assad Bucaram.

La plaza tiene tres ingresos peatonales: por la avenida 9 de Octubre, por Tungurahua y Quisquís. Otro acceso es un puente de madera en forma de arco que conecta el malecón del Salado con el parque.

Está rodeada de restaurantes, centros de entretenimiento como La Bota y una serie de juegos electrónicos ubicados en el malecón del Salado. (I)