Como profesor primario y secundario, periodista y gestor cultural, Germán Arteta Vargas ha dedicado esfuerzos para rescatar y fomentar el civismo. En el marco del bicentenario de la independencia de Guayaquil, esa vocación ha sido clave a la hora de dictar talleres y charlas sobre los procesos históricos por los que han atravesado el Puerto Principal y el país con miras a alcanzar la libertad.

“Para el guayaquileño, la libertad lo significa todo: el hogar, la familia, el trabajo innovador y fecundo, la historia verdadera liberada de mitos, el gran ejemplo de los mayores que heredan niños y jóvenes, la convivencia aseguradora de paz y motivadora del fortalecimiento de la hermandad nacional… Todo, repito, todo eso que engrandece el espíritu, lo alienta a enfrentar nuevas jornadas”, refiere Arteta, miembro de la Academia Nacional de Historia, capítulo Guayaquil.

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Para “el profe”, como lo llaman quienes lo conocen, lejos de parecer una afirmación poética, el guayaquileño reconquista y comparte su libertad a diario. La vive y la expresa, dice, en el modesto taller y en la cátedra, en el libro abierto y en la palabra del abuelo o jefe de familia que infunde en los suyos los preceptos del civismo y del amor por haber nacido en este suelo o porque ya se siente parte de él, aunque haya llegado de otros lares.

Germán Arteta, un nuevo baluarte para la Academia Nacional de Historia

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Y es que la Perla del Pacífico es como una madre abnegada, que acoge a todo aquel que llega a esta tierra seducido por ser un motor económico que ahora lucha por levantarse en medio de la pandemia del coronavirus que impuso la paralización de las actividades.

“Todos los guayaquileños de nacimiento o adopción, de cualquier edad, sexo y condición económica deben y pueden aportar a mantener la libertad de la metrópoli cumpliendo y exigiendo el cumplimiento de todas las normas de convivencia ciudadana (...). Ahora más que nunca hay que insistir en la honestidad, el respeto, la responsabilidad cívica”, manifiesta Arteta.

En abril del 2019 recibió un reconocimiento por el Día del Maestro. Foto: Archivo.

Por más de tres décadas, casi toda su vida periodística, se desempeñó en Diario EL UNIVERSO, donde -asegura- encontró el respaldo de directivos y compañeros, para promover el civismo y amor patrio a través de columnas, suplementos especiales y láminas, que incluso sirvieron para que otros medios nacionales las emularan.

Pizarra, Un día como hoy, Gente con historia, Guayaquil nostálgico, Estampas porteñas, Calendario histórico, El Histórico, entre otros, fueron publicaciones y secciones que tuvieron mucha acogida.

Mientras eso ocurría, “el profe” pudo concretar la edición de libros que recogieron material disperso en las páginas del periódico y otros que demandaron trabajo aparte.

El amor que profesa a la ciudad lo llevó a transitar por los caminos de la evocación.

De aquello salieron los libros Guayaquil nostálgico 1 y 2, ¡Qué oficios aquellos!, Personajes populares de Guayaquil y ¡Qué chévere!, un recorrido por los juegos tradicionales de la niñez guayaquileña, en cuyas páginas se recopila el tesoro de la identidad de la urbe porteña, a la que Arteta define como metrópoli pujante y triunfadora.

“Un homenaje concreto de las administraciones municipales a Guayaquil debe ser la atención por igual a todos los problemas que la aquejan, continuar fomentando la paz y seguridad en favor de los ciudadanos deseosos de forjar el continuo desarrollo de la ciudad-puerto y de la nación a través del trabajo que honra y dignifica”, remarca él. (I)